Gray |JiChen

𝑴𝒂𝒏𝒊𝒂𝒄

T e r c e r o

     — ¡Zhong Chenle, si sigues cavando en mi jardín te golpearé!

La frustración revuelve mis entrañas cuando él vuelve a poner la punta de la pala contra el suelo, arrancando el césped que mi padre se encarga de podar cada fin de mes, y la presiona con su pie para ir más profundo.

Sorprendentemente, el intruso no me dice nada como respuesta y se dedica a sacar la tierra con algo de dificultad, puesto que sus brazos tiemblan.

     — JaeMin estuvo en tu fiesta y me dijo toda la mierda que soltaste sobre mí. —grito nuevamente, ahora abandonando el lugar seguro que es la entrada de mi casa.

     — Yo no dije una mierda sobre tu jodido trasero. —su voz es ronca y arrastra las palabras.

Su camiseta blanca está mojada y el olor a alcohol llega a mi nariz tan pronto como estoy frente a él. Sin embargo, no parece realmente ebrio y el que el auto de madre esté estacionado en la entrada de la casa de mi vecino me dice que así es cómo llego. ChenLe no se arriesgaría a ir conducir en ese estado, así que no puede excusarse diciendo que lo está.

     — ¿Me puedes decir qué crees que estás haciendo antes de que llame a la policía? —le cuestiono rindiéndome ante sus acciones, como siempre he hecho, porque pese a lo mucho que se merece que lo eche a patadas de aquí, sigue siendo él.

Y, por algún motivo que desconozco, ChenLe siempre piensa que los demás entendemos cómo funciona su cerebro y por supuesto que casi nunca es así. Por lo que, si esperaba a que yo entendiera por qué estaba cavando en mi jardín a las dos de la mañana, podía abandonar la idea en seguida.

     — Plantaré rosas. —contesta sin más, haciéndolo sonar tan simple como un saludo casual.

Trastabilla cuando intenta volver a enterrar la pala y mi primer impulso es ir hacia él para mantenerlo en pie, pero simplemente no puedo ignorar que está actuando como un idiota loco.

     — Hemos terminado hace dos semanas y estás siendo realmente intenso al respecto —exclamo moviendo mi brazos para exponer mi punto —. Creí que el no contestar tus mensajes te daría una idea de mi posición.

     — Las rosas no son para ti, idiota.

Realmente tuve que empezar a contar en mi mente para no decir nada estúpido o golpearlo.

     — ¿Y para quién es entonces, señor Zhong? —dije apretando los dientes.

     — Para HaNa, por supuesto.

Su tono es condescendiente, dando por hecho que soy un tonto por no adivinar sus intenciones. Gracias por recordarme por qué ya no estamos juntos, Chenle.

     — ¿Y qué tiene que ver mi hermana en esto? —le cuestiono confundido.

     — Le prometí que iría a verla en su competencia de natación, pero no podré ir. —él deja la pala a un lado tan cuidadosamente como puede y me mira ceñudo.