Gray |JiChen

𝑪𝒉𝒆𝒄𝒌𝒎𝒂𝒕𝒆

Q u i n t o

JiSung

Sé que ChenLe está molesto incluso antes de que lo vea, ya que toca mi timbre en repetidas ocasiones y golpea mi puerta con fuerza. Estoy agradecido de que mi mamá esté acompañado a mi hermana a sus clases de ballet o podríamos estar en problemas.

Me empuja a un lado en cuanto salgo a verlo, entrando a mi casa como si de la suya se tratara.

Sí, él definitivamente no está teniendo un buen día.

     — También es un gusto verte. —digo irónico, pero él ya ha empezado a caminar hacia mi habitación, haciendo que suspire y me disponga a seguirlo.

Mi mejor amigo sube las escaleras de dos en dos, y yo lo hago con desgana, de la forma en la que lo haría alguien que está condenado a morir y que retrasa el enfrentamiento.

No es como que yo haya hecho algo malo, pero soy el amigo con el que se queja y el encargado de tranquilizarlo. Él se deja llevar por sus emociones muy fácilmente.

En cuanto entro a mi habitación, ChenLe está sentado sobre mi silla giratoria, sin ninguna expresión en el rostro y eso es mucho más terrorífico. Tengo esa sensación en el pecho de que se desatará el infierno en la tierra en cuanto le pregunte qué ocurre.

Sin embargo, él me ahorra eso.

     — Vi a Mark besando a una chica.

     — Oh. —mi boca se abre por la sorpresa, porque pese a lo mucho que el chico me agrada como amigo, sabía que era un asco como novio.

Y yo que lo había defendido un par de veces cuando ChenLe empezó a ponerse paranoico.

Me quedo parado, esperando a que empiece a blasfemar a Mark y a todos sus ancestros, mas él sigue sentado, estoico y callado. Si estuviera acariciando a un gato, podría calificarlo como un villano a punto de expresar su plan malvado.

Toda esa ira contenida me asusta, pero tampoco tengo mucho que decir en esta situación, ya que decir que lo lamento por él sería extraño.

¿Debería insultar a Lee? Definitivamente no es un santo.

     — Estoy harto —dice mientras empieza a alborotar su cabello con ambas manos, enloqueciendo por fin—. Me llamó el sábado a las cuatro de la mañana para decirme que yo merecía mucho más de lo que me daba y que iba a ser un mejor novio.

Habla con los dientes apretados y cada una de sus palabras destilan amargura. Mi corazón duele por mi amigo, él puede ser un dolor de cabeza a veces, pero sigue siendo alguien increíble que no merece que jueguen con sus sentimientos. Bueno, nadie merece eso.

     — ¡Él lloró por eso! —grita entonces, levantándose de mi silla y mirándome como si esperara que hiciera que sus problemas desaparecieran. Su rostro ha enrojecido y se ve devastado—. Dijo que me ama, que soy el amor de su vida. Joder, es un idiota.