Gray |JiChen

𝑨𝒇𝒇𝒍𝒖𝒆𝒏𝒛𝒂

O c t a v o

Mi cabeza duele cuando enciendo el auto que mi padre me regaló. Me he despedido torpemente de mi novio, diciéndole que mi madre tiene un problema en casa y debo ir de inmediato.

Así que, oficialmente he huido de mi fiesta de cumpleaños.

JeNo no parecía feliz por esto, ya que se había esforzado en organizar una fiesta sorpresa y decorar su casa con DongHyuck, el que tuviera que irme tan pronto parecía un insulto. Tenía que agradecer que fuera más paciencia que persona o podríamos haber tenido una pelea frente a los invitados.

Las luces de la calle y los semáforos dañan mis ojos, pero doy lo mejor de mí para ponerle atención a todo y no tener un accidente. Esa sería la cereza del pastel.

Conduzco al menos media hora hasta llegar al complejo de apartamentos en el que mi madre vive y luego de saludar al guardia de seguridad, ingreso al estacionamiento.

Hay una pequeña luz que apenas llega a donde estoy, haciendo el ambiente un poco tétrico. Ignoro esto y tomo mi celular para marcar el número de mi amigo. Necesito un poco de normalidad y calma en mi vida.

    — ¿ChenLe? —la voz de JiSung se escucha pesada, somnolienta. Hace que me arrepienta de estar molestándolo—, ¿estás bien?, ¿ocurre algo?

La preocupación tiñe sus palabras y yo me apresuro a tranquilizarlo. Park es tan asustadizo como un ratón y no quiero estresarlo.

    — Estoy en el estacionamiento. —me cuestiono qué debería decirle entonces, no quiero preocupar a mi mamá llegando de la nada, sin embargo, tampoco sería justo irrumpir en la casa de los Park.

    — Ahora voy. —responde JiSung y cuelga antes de que le diga que no es necesario.

Intento llamarlo de vuelta, pero no me responde. Le gruño a mi teléfono, como si tuviera la culpa, y me paro frente mi auto para sentarme sobre el capó.

Park JiSung es un maldito buen amigo.

Jugueteo con mi teléfono, viendo que aparte de JeNo preguntándome si llegué bien, nadie ha notado que no estoy. De todos modos, no tengo por qué quejarme, solo están pasándola bien en mi fiesta de cumpleaños.

Veo una luz lejana algunos minutos después y para este momento mi cabeza ya no se siente como si estuviera siendo golpeada por martillos invisibles y mis ojos se han acostumbrado a la oscuridad.

JiSung probablemente encuentra mi ubicación por el brillo de la pantalla de mi celular, y me divierte verlo cubierto de pies a cabeza con un largo saco sobre su, ya de por sí, abrigadora pijama.

Yo debí quedarme en el auto, porque el frío ya se ha colado en mis huesos desde que dejé mi chaqueta de cuero dentro y decidí que era lo suficiente perezoso para no sacarla. Al final es solo una buena opción para combinar mi atuendo, pero no tanto para mantener el calor.