El Amor te Hace Evolucionar
El amor es un sentimiento hermoso, pero tiene su parte mala también, es tan dulce como agridulce, tan esperado como repentino, tan querido como detestado... tan fiel como traicionero.
En un pueblo lleno de enemigos y catástrofes naturales, habitaban nueve héroes que velaban por la seguridad del lugar. Sin embargo, donde hay luz existen sombras.
Y en Karmaland, habían tres.
Rubius, Fargan y Willy siempre andaban juntos cuando cosas extrañas sucedían, y claro, si eran La Hermandad Oscura, el grupo más temido del pequeño pueblo, debido a todas las fechorías que hacían entre ellos: secuestros, explosiones, robos, matanzas, entre otros. Sus identidades dentro de la organización eran secretas, pues para los demás eran un sacerdote, policía y sepulturero, respectivamente. Cuánta ironía, ¿no? Entre ellos solían gastarse bromas amistosas, siempre haciendo enojar a uno o al otro, porque amaban hacer travesuras.
Pero ni el ser más malvado del mundo podría evitar enamorarse, e incluso a veces el amor está más cerca de lo que uno cree, que fue lo que les pasó a Willy y Fargan. Resulta que estaban más conectados de lo que creían; compartían el mismo humor, formas de dar cariño y las ganas de hacer bromas y maldades. Se enamoraron de alguien tan malo como ellos, lo que los llevó a ser la pareja más temida por sus compañeros, al punto que buscaban formas de proteger sus casas a toda costa. No obstante, la pareja explosiva tenía un ingenio increíble y siempre lograban salirse con la suya.
Rubius en cambio, había terminado por rendirse ante los encantos de Vegetta, el loco tiquismiquis de la mansión en los cielos. Si bien el chico moreno se desquiciaba rápido por las trastadas que le hacía Rubius, lograron crear una química tan encantadora que poco a poco fue aceptando las bromas de su amigo albino, al tiempo que buscaba conquistarlo, pues el híbrido oso de Karmaland tenía una forma de ser tan adorable que había dominado por completo el corazón herido de Vegetta, así que había decidido que estaba listo para perdonar y volver a amar, y quería rearmarse con ese tontito pero adorable osito a su lado.
Sin embargo, siempre existirá esa persona que deja ir a alguien y es feliz con una nueva pareja, pero no es capaz de darle felicidad a su ex.
Y esa persona, era Willy.
El chico con ojos rasgados no quiso corresponderle a su amigo moreno para evitar romper una amistad que llevaba tantos años forjándose, pero tampoco era capaz de aceptar que a Vegetta le gustara alguien tan torpe e "inocente" como lo era Rubius. Los celos poco a poco habían empezado a consumirle la mente y el corazón, e incluso Fargan había comenzado a notar las miradas hostiles de su novio cuando la otra feliz pareja pasaba por su lado. Los iris verdes de su albino se oscurecían cuando miraba a Rubius y... brillaban con desafío cuando se concentraban en Vegetta. El híbrido búho fue preocupándose paulatinamente, sobre todo cuando empezó a notar que el chico de ojos violetas se ponía nervioso cuando Willy estaba cerca, mirándolo. Tal eran los nervios de Vegetta por la presencia del otro albino, que había llegado a tener actitudes cortantes y frías con Rubius, al parecer, evitando que Willy lo viera ser tan cariñoso con el osito de Karmaland.
Al final, Willy logró lo que quiso: Confundió a Vegetta tanto que el chico moreno finalizó su relación con el dulce albino con orejas de oso, argumentando que no podía estar en pareja si su corazón se alteraba por un tercero. Fargan vio toda la escena sin querer, pues la ruptura había sucedido en la heladería del pueblo, por donde el búho iba pasando cuando Rubius había comenzado a gritar con una voz dolorosa todo lo que pensaba de esa situación. Cosas como "eres un injusto, Vegetta" y "¿Entonces me usaste para olvidarlo a él, y fallaste?" Eran algunas de las fuertes frases que el albino decía a duras penas, con la voz tan quebrada como su corazón.