Matrimonio entre extrañas.

Capítulo 1

Arendelle. 1970.

Desde que la humanidad evolucionó por así decirlo en esto de alfas, betas y omegas; la vida de los que nacían omegas iba a ser un tortuoso martirio.
Ó así pensó Anna. Hija única de los Reyes de Arendelle.
Se pasó las manos por su cabello cobrizo, sus ojos verdes transmitían agotamiento o más bien sus ojeras, resopló con fastidio porque aprenderse la Constitución de su país era realmente aburrido, ni hablar de cuando tenía que memorizar la carta Magna. A quien diablos se le ocurre dar tantas vueltas.
Ella estaba realmente harta de tanto protocolo pero sabía que como futura reina debía saber eso pero no le quitaba lo fastidioso. Es más ella era más afín con las artes bélicas, le apasionaba todo lo referente a las espadas en particular.

- Disculpe su alteza- irrumpió Gerda los pensamientos de la pelirroja.
-Aqui le traje el café que me pidió- continuo la amable ama de llaves.

- Muchas gracias. Por cierto podrías avisarme si mi madre regresa del Congreso?- respondió con una sonrisa.

- Por supuesto, su alteza- respondió aquella mujer con una leve inclinación para luego volver a desaparecer.

Esto es algo que se añadía a la lista que odiaba Anna, desde que cumplió los diecisiete todos la trataban con demasiada reverencia. En realidad desde que se confirmó que sus padres ambos betas habían engendrado una Alfa.

Además de ser la futura monarca de Arendelle era una Alfa dominante, para ella eso no era la gran cosa pero si para los demás, ahora todos la veían como algo superior lo que sabía es que iba a tener que casarse, podría ser hipócrita y decir que odiaba ser una aristócrata pero no era así, era consciente que probablemente iba a tener un matrimonio de apariencias  algo así  pero lo bueno o eso creía ella es que nunca supo lo que es pasar penurias en sí. Así que estaba en parte en una encrucijada, sabía que tampoco era fácil gobernar un pueblo  y mucho menos mantener las relaciones con los Reyes aledaños.