Capítulo 36

364 42 2
                                    

POV: Enzo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

POV: Enzo


Nunca había sentido un miedo tan aterrador como el que estaba sintiendo ahora. Ese que desgarra y te hace suplicar a la vida y a todo el universo. He salido como un vendaval de la Residencia y me estaba dejando el alma y los pulmones en correr para llegar al portal abierto.

Mientras iba hacia Adara recordé el momento del despacho donde todo mi mundo se quebró en dos.

Me quedé tan paralizado que sentí que no corría sangre por mis venas. Solo sentía como mi cuerpo se encorvaba y el color abandonaba mi rostro. Alrededor solo escuchaba un alboroto lleno de preguntas donde todos hablaban a la vez sin entender a ninguno. Medité con profundidad. Adara no se marcharía de la Residencia, no sin decirme nada. Esto era totalmente absurdo. Tumtum... el fuerte latido de mi corazón logró que llevara mi mano al pecho, torciendo el gesto. Un mal presentimiento se adhirió a mí. De reojo capté un movimiento y alcé la mirada pillando justo en ese momento a Tommy pasar por la puerta.

Detuvo sus pasos, mirándome. Su cara de culpabilidad me lo dijo todo.

Respiré como un salvaje Mac tíre.

—¡Tú! —bramé.

—¡¡Enzo!! —exclamaron el resto al darse cuenta de mi movimiento.

Me sacudí de Burke al engancharme para bloquearme y fui directo hacia Tommy con una tormenta furiosa despertando en mi interior, haciéndose más grande que un maldito ciclón. Ni siquiera se movió, fue como si lo aceptara, y me esperó. Pero estaba demasiado cegado por la furia para detenerme, y lo agarré de su camiseta estampándolo contra la pared del pasillo.

No opuso resistencia, apretando las manos sobre su camisa.

—Ella está peligro, Enzo —me aclaró en un tono nervioso—. Acabo de verlo.

—¡¿Acabas de verlo?! —retorcí más mis manos de solo escucharlo—. ¿Y cómo demonios lo sabes? ¡Dónde está!

—La isla te hace ver ciertas cosas —me explicó respirando fuertemente, tal vez por eso de que no le gustaba que le tocaran demasiado—. Tus malos pensamientos, tus miedos más acérrimos... ella se alimenta de todo eso. Ella vive y respira.

—Se me está agotando la paciencia —repliqué con brusquedad siendo consciente de cómo se me estaban poniendo los nudillos de blancos.

—No sé exactamente que vio Adara, pero cruzó el portal que abrió Tymora, y ahora está... —clavó su vista ausente en otra parte—, parece un pueblo abandonado desde hace siglos —sus ojos volvieron a los míos y no me gustaba ver los transparentes que eran para mostrarme sus emociones. Culpabilidad. Tormento. Preocupación—. Allí está Jonathan.

Mis pulmones se quedaron sin oxígeno ese maldito segundo donde sentí bombear mi corazón de una forma loca y frenética. Joder.

—¿Y Evelyn? —Dan se puso al otro lado con un rostro desesperado.

El latido del deseo. Parte 2 [Deseo Éire #3] © (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora