Alice regresó a la torre de Gryffindor al amanecer, con los ojos cansados pero la mente llena de preguntas. Su corazón seguía latente, como si no hubiera tenido descanso desde que había cruzado la frontera del castillo para seguir al misterioso individuo que, ahora, creía ser Sirius Black. Pero algo no encajaba. Y por más que lo intentaba, no podía sacar la imagen del perro negro de su cabeza. De hecho, estaba desorientada, casi convencida de que todo había sido un sueño extraño o una ilusión.
Cuando atravesó la puerta de la sala común de Gryffindor, sin embargo, sus dudas se despejaron rápidamente. Todo el mundo la miraba. Y no solo la miraban, sino que la miraban de manera sospechosa, como si hubiera regresado de alguna misión secreta o como si sus zapatos, aún algo mojados por la humedad del bosque, estuvieran marcando señales de su presencia. Alice trató de mantener la compostura, pero sus pómulos se sonrojaron ligeramente y su gesto nervioso no ayudó a su causa.
Las miradas de sus compañeros de casa la seguían, y no podían evitar preguntarse por qué, a esas horas tan extrañas, Alice se encontraba sola, fuera de la torre, en medio de una noche llena de incertidumbres. Alice intentó hacer lo que mejor sabía hacer en situaciones incómodas: sonreír y actuar natural, lo cual, a decir verdad, no era su punto fuerte.
— ¿Y tú qué haces aquí, Alice? —preguntó Dean, una ceja levantada, claramente desconcertado.
Alice, con un gesto forzado, intentó parecer despreocupada. Sus ojos se movían de un lado a otro, buscando algo, cualquier cosa que pudiera servir de excusa.
— Nada, nada... solo... —dijo, sacudiendo las manos y haciendo un gesto que intentaba parecer casual, pero que realmente solo conseguía hacerla parecer más sospechosa. "No puedo decirles que estuve persiguiendo a un supuesto criminal fuera del castillo a estas horas", pensó, conteniendo una risa nerviosa que le subía por la garganta.
Fred y George, que estaban sentados en el sofá, se miraron el uno al otro con una expresión que parecía decir "no podemos dejar pasar esto". Se acercaron lentamente, como si estuvieran a punto de lanzar uno de sus característicos bromas.
— ¿Acaso no has oído las noticias? —dijo Fred con una sonrisa pícara. — El hombre que estábamos buscando, se ha escapado otra vez.
George, sin perder tiempo, agregó en tono de broma, mientras hacía un ademán dramático, como si estuviera actuando en una obra de teatro de poca monta:
— ¡Escapó como el viento! ¡Puf! Como si jamás hubiera estado aquí.
Alice, evidentemente incomodada, se rió forzadamente, mientras trataba de apartar su mente de todo lo que acababa de suceder en el bosque. Intentó mantener su postura relajada y su tono de voz neutral, pero todo lo que logró fue hacer una especie de mueca extraña, como si estuviera intentando simular una sonrisa, pero no le saliera bien. Aquel momento fue incómodo. Demasiado.
— Bueno, yo... —comenzó, pero no pudo continuar porque en ese preciso instante, Ron se acercó, mirándola con cierto desconfianza. Era evidente que no confiaba en la situación, y más aún cuando vio lo que Alice intentaba ocultar. Aunque su amigo no lo dijera, él la conocía demasiado bien.
Ron, con su habitual tono serio, la miró fijamente.
— ¿Te encuentras bien, Alice? —su voz no era áspera, pero había algo en ella que lo delataba: preocupación. Como si quisiera saber qué le había ocurrido para que estuviera tan extraña.
— ¡Sí! ¡Sí, claro! Estoy perfectamente bien —Alice respondió rápidamente, con un tono tan exagerado que cualquier persona hubiera notado su falta de sinceridad. El parpadeo rápido de sus ojos y su gesto nervioso con las manos hicieron todo aún más evidente.
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Alice y el Prisionero de Azkaban [AIH #3]
FanficDespués de unas vacaciones algo entretenidas con su familia materna, Alice, regresa a Hogwarts con la noticia del terrible asesino Sirius Black a escapado de Azkaban, y su único objetivo es eliminar a Harry Potter del mapa. Y este año, las arañas es...