Daysi Hudson es una mujer que lo tiene previsto todo en su vida, excepto eso.
El cáncer.
Diagnosticada con un cáncer de páncreas terminal, decide disfrutar del poco tiempo de vida que tiene estimado y pasar sus últimos momentos regresando a la ciuda...
Y estoy tan asustada, sé que Chad esta igual de asustado, es por eso que él..
—¿Salir?.—Cojo esa palabra sorprendida.
Chad me muestra una sonrisa.—Como una cita completa todo el día.
—¿Y a dónde iremos?
—A todos los lugares que nos alcance ir.
Dibujo una sonrisa despacio.
—Sera tu último día antes de internarte, hay que aprovecharla al máximo, mi amor.
Con ese recordatorio, acepto.
Chad:
Todo estaba marchando muy bien, nuestro día era justo lo que ella necesitaba y se lo di cuanto más pudiera.
Desde ir a desayunar.
Caminar por la plaza.
Tomar un mirabus y recorrer la ciudad en él.
Almorzar.
Visitar el centro comercial.
Tomar un Capuchino doble.
Ir al cine.
Todo iba bien..
Hasta que lo note.
—¿Sientes dolor?.—Hago la pregunta mientras hacemos la cola para las palomitas.
Daysi niega con la cabeza y me sonríe.—Estoy bien, Chad.
Examino sus gestos y me quedo viéndola, sin darme cuenta ya es nuestro turno.
—¿Quieres solo Pop Corn?.—Le pregunto, ella asiente con la cabeza.
—Con mantequilla.—Me hace saber.—Y una Pepsi.
No estoy muy seguro de eso.
—¿Puedes tomar eso?
Sus ojos me miran.—Al menos hoy por última vez quiero hacerlo.
Esas palabras son suficientes, aunque le pido una Pepsi Light, sin mucha azúcar, pago con un par de billetes y salimos de la cola, Daysi tiene las entradas y luego de entregarlas, ingresamos a la sala.
Nos sentamos en los lugares y ella se vuelve hacia mí.
—Aprovechare los avances para ir al baño.—Me dice con una leve sonrisa.—No te acabes las palomitas.
—Se recarga, Daysi.—Le recuerdo.
Ella sonríe y me da un beso antes de irse.
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Sabía que algo estaba mal y he pecado de ingenuo.
Ella está tardando y ya han pasado veinte minutos, no puedo evitar sentir preocupación y por eso mismo dejo todo para salir e ir directo a los baños de mujeres.
—Daysi..
Golpeo la puerta y ella no me responde.
Maldigo e ingreso.
—¿¡Pero que está haciendo?!.—Escucho a una de las chicas gritar, completamente enojada por mi atrevimiento.
—¡Este es el baño de mujeres!
—¡Avisare a seguridad!
—Llámalo entonces.—Suelto y me observa ofendida.
—Desubicado.
—Solo llamemos a seguridad.—Le dice su acompañante.
No me interesa, yo ya estoy caminando cerca de las puertas de baño, golpeo las que se encuentran cerradas y empujo las que están abiertas, las mujeres quienes se encontraban arreglándose frente al espejo se marchan despavoridas ante mi comportamiento y una que otra de las que se encuentran en cada baño me contestan hasta que llego a uno de ellos y sé que es ella por lo zapatos que logro alcanza a ver desde afuera.
Está sentada sobre el suelo.
Abro la puerta despacio y la imagen hace doler mi corazón.
—Chad...
Ha estado vomitando y tiene las manos alrededor del estómago.
Mierda...
Ignoro el dolor de mi corazón y trato de ser fuerte por ella, la cargo en mis brazos teniendo la mirada de todos sobre nosotros, se ha formado un pequeño círculo fuera de los baños y hasta ya la seguridad estaba a punto de entrar, pero se detienen al ver mi razón de todo esto.
Es demasiada gente, así que logro sacarla de ahí lo más rápido que puedo y luego nos subimos a un taxi.
—Al hospital ahora, por favor.
Arranca el vehículo y la escucho suspirar sobre mi pecho, no la he soltado, la tengo sobre mi regazo y sus manos están apretándome el pecho.
—Lo lamento, Chad.
Debiste avisarme, Daysi.
Solo debes avisarme.
—No quería arruinar nuestra cita, lo lamento. Lo lamento mucho, Chad.
Los ojos se me llenan de lágrimas, la aprieto contra mí.
—Ya no digas nada.—Le pido.—Por favor, ya no digas nada.