Era de mañana, un rubio despertaba con pesar luego de una larga noche sin poder dormir muy bien.
— Buenos días cielo, ¿jugo?...o ¿café? — rió levemente la bella dama de cabellos rojizos
— Hola ma — saludó mientras emitía un bostezo y se estiraba en el marco de la puerta — café por favor
— ¿Tuviste una larga noche? ¿qué hacías? — preguntó el señor de la casa mientras leía un informe en su iPad y con una mano sostenía su taza de café
— No hacía nada, solo no podía dormir
— ¿Pensando en alguien especial? - cuestionó su madre con burla
— Tal vez...— dio una mordida a su tostada
— Buenos días — saludó una mujer con voluptuoso pecho
— Tsunade-sama, buenos días - sonrió la dulce pelirroja
— Hum...¿mala noche? — se burló del rubio
— Algo así — dio un sorbo a su café
— ¡Buenos días! — apareció un señor de cabellos blancos — ¿adivinen quién va a sacar nueva obra?
— Tú y tus cosas pervertidas — regañó la rubia
— Esa...es una gran noticia Jiraiya-sama — sonrió avergonzado el rubio mayor
— Ten Naruto, dale un vistazo — extendió el manuscrito
— Jiraiya-sama, aleje eso de mi hijo por favor — amenazó con una bella sonrisa la pelirroja
— Tranquila ma, no gracias
— Oh vamos Naruto, debes convertirte en un hombre algún día — le guiñó
— Lo siento, pero no gracias, de veras
— Vamos, una miradita no te hará da-
— ¡Ya basta! ¡Naruto no quiere leer tu libro, viejo pervertido ! - golpeó al peliblanco en la cabeza
— Bueno...gracias por la comida — se levantó con prisa
El rubio subió a su habitación, se dio una ducha rápida y se colocó su uniforme, tomó su mochila, se despidió de su familia y salió de la casa, llegando a la parada de autobúses y encontrarse con el chico pálido.
— Buenos días Sai
— Buenos días Naruto, ¿vienes de acosar al chico misterioso?
— Oh cállate
— ¿Entonces sí?
— No, no sé donde vive, ni a que escuela asiste, soy un pésimo acosador — se llevó las manos al rostro
— Podrías pedirle consejos a Hinata
— ¡Qué yo no le acoso! — gritó avergonzada una chica apareciendo en la parada junto a su primo
— Buenos días chicos — saludó con una sonrisa incómoda
— Naru, juro que no te sigo — se disculpó
— Ah tranquila, no es problema
Esperamos a que el autobús llegara, subieron y se sentaron en la última fila. Conversaban de cosas que producían carcajadas, incomodando a los demás pasajeros.
En otra parada, subió aquel chico serio de cabellos oscuros, que se sentó en el primer asiento.
— Oye Naru, ¿es él? — susurró el pálido
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Uchiha...serás mío | Sasunaru
Fiksi PenggemarDesde que lo vi, no ha salido de mi maldita mente. Lo quiero para mí y para nadie más, he dicho. Fin del comunicado.