Día 2. Beso

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Todo estaba normal últimamente. No había pasado mucho tiempo desde la exterminación anual y aunque ya no había tanta acción en las calles, aquel pelirrojo no podía estar más complacido con el entretenimiento que los miembros del Hotel Hazbin le brindaban. 

Alastor, sonriente y carismático como siempre, paseaba por los alrededores de la Ciudad Pentagrama mientras disfrutaba el caos que causaban las guerras territoriales. No esperaba encontrarse al mismo chico de ojos cromáticos caminando en su dirección con una sonrisa boba.

—¡Angel Dust, querido amigo! Qué coincidencia encontrarte aquí—  El mencionado se detuvo y arregló su cabello con una mano. La filosa sonrisa del demonio ciervo sólo provocó que una deliciosa corriente eléctrica recorriera su espalda y hasta llegar a su zona baja. —¿Te escapaste para echarle una mano a tu amiga? 

—No~ Sólo salí a saldar una deuda con mi jefe. Ahora soy libre para tirarme a quien me entre en gana~— El tono en su voz era obviamente sexual. El arácnido le estaba coqueteando de nuevo y parecía decidido a conseguir un polvo. 

Lástima que el ciervo sabía demasiado bien cómo jugar sus cartas. Y él no caía en jueguitos de infantes sin antes hacer su jugada maestra.

—Pues espero que encuentres aquello que tanto buscas. Seguro será entretenido verlo.— Sin pronunciar otra palabra, Alastor arrinconó al chico contra uno de los muros, para luego unir sus labios en un beso fogoso y  sensual. 

Los ya amaestrados labios del de blanquecinos cabellos intentaron tomar control del beso, era una intensa y caliente guerra de poderes, Alastor y Angel jugueteaban con la lengua ajena, recorriendo la cavidad contraria. Se quejaban ligeramente por el roce de sus lenguas contra el filo de sus dientes. 

Ambos, faltos de aire y deseosos de más, se separaron unos cortos 10 segundos, mismos que Angel ocupó para tomar con dos de sus manos el miembro ligeramente despierto del ojirojizo. 

—No creo que quieras jugar de esa forma conmigo, bonito— Y Alastor volvió a mostrarse dominante y audaz, esta vez inmovilizando a Angel casi del todo. De no ser por los otros dos brazos que el contrario mantenía escondidos en su cuerpo, le hubiese sometido contundentemente. —No olvides con quien estás tratando.

Y entonces, cuando Angel estaba por rogarle que le follara ahí mismo, el demonio de la radio le soltó e invocó de nuevo su micrófono de mano, para después guiñarle el ojo y reír —Siempre me das los mejores espectáculos, Angel Dust. Tienes talento.— 

Y se fue a paso lento, dejando atrás a un adorable y caliente Angel con un problema no tan pequeño en su entrepierna. 

—Tsk. Hijo de Lucifer...


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Razzle Dazzle.

Os amo a todos!

𝐾𝑢𝑟𝑜𝑔𝑎𝑤𝑎 𝑌𝑢𝑟𝑖

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