Cuando la bóveda fue abierta, Derek Hale solo esperaba encontrar a los betas que por tanto tiempo había estado buscando, no esperaba que en medio de aquella oscuridad, un fragmento oculto de su pasado volviera a su vida.
Su hija, Beverly Smoak.
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Derek cayo al suelo jadeando de dolor cuando una descarga eléctrica recorrió todo su cuerpo, abatido levanto la mirada viendo a Beverly moviendo con agilidad las bastones en su mano. Lo podía ver, aquella expresión de enojo plasmada en el rostro de la joven no era mas que una pantalla para lo que realmente sentía. Beverly trataba de controlar sus emociones para que no pudiera saber como estaba, pero todo lo que había ocurrido en esa bóveda desde que se cerro el sello no habían hecho otra cosa mas que desestabilizarla mentalmente.
Por días, se estuvo convenciendo a si misma de que estaba preparada para enfrentar al hombre que había dejado sola a su madre y que de paso la había abandonado a ella también, condenando a su madre a la muerte. Creía que al causarle el dolor que ella había sentido por años, por fin la haría sentir en paz, pero no sucedió así. Mientras mas luchaba contra el hombre que era su padre, mas recordaba a su madre y todo el amor que le había dado y los valores que le había inculcado hasta el día de su muerte. Fijo su mirada de nuevo en Derek, ambos viéndose fijamente, él sintiéndose abatido y despreciable, y ella sintiéndose furiosa e infeliz.
Cuando pensaba de nuevo hacer recorrer electricidad por el cuerpo de Derek, de un momento a otro ella encontraba tendida en el suelo siendo sujetada a la fuerza por el chico con el que había visto a Derek cuando había entrado a la bóveda, Scott McCall.
Le mostro sus enormes colmillos demostrándole que no era rival y se empezó a mover para quitárselo de encima. Scott no podía seguir manteniéndola sometida por mucho tiempo porque ella era más fuerte, así fue que al final termino cediendo y ella ahora se encontraba encima suyo.
- No quiero pelear contigo -mascullo él.
Ella ladeo una sonrisa pícara acercándose a su oído.- yo tampoco.
Seguido de eso, el cuerpo de Scott se sacudió cuando la electricidad recorrió su cuerpo. Cuando abrió los ojos después de que el dolor había pasado, ya no había nadie encima suyo y Allison Argent, una joven cazadora; estaba afuera de la bóveda viendo su interior con asombro y confusión.
Boyd atrapo a un McCall desorientado y enterró sus garras en su abdomen. Allison, se encontraba batallando entre si debía o no romper el sello, de hacerlo, habría que asumir las consecuencias y de no hacerlo, Scott posiblemente moriría.
- ¡No, no rompas el sello! -le ordeno Derek, quien estaba luchando con mantener las garras de su hermana lejos de él; a Allison.
Ella lo reconsidero de nuevo, miro a Scott, quien no parecía poder seguir soportándolo más y rompió el sello llamando la atención de Boyd. Así fue como los dos seres sobrenaturales, que habían perdido la tolerancia a la luna llena; huyeron del banco dejando todo atrás. Derek se fue encima de Allison, le había advertido no hacerlo porque ahora tendría que lidiar con los hombres lobos sin control en una ciudad llena de inocentes.
