Capítulo 1. Días de Instituto.

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—No me siento bien...

Mi nombre es (T/N), tengo 17 años, y prácticamente así es como me siento todos los días antes de irme al instituto, pero... me hace sentir peor estar en casa. Después de todo, no es como si alguien esperara mí llegada.

Vivo prácticamente sola desde los 7 años, mi madre me educó para eso. Después de la muerte de mi padre, ella la superó fácilmente casándose con otro hombre algunos meses después, ahora ella se dedica a viajar por cuestiones de trabajo junto al que ella llama mi supuesto "nuevo padre". Ella se encarga de pagar los gastos de la casa en la que vivo y deposita dinero para mis necesidades.

Supongo que ya me acostumbré a estar sola. A pesar de que mi vida se escuche deprimente, trato de no pensar mucho en ello. Gasto mi tiempo en otras cosas, invierto mis días libres en las calles por lo que siempre estoy causando problemas.

El vecindario es algo solitario, a decir verdad, no hay absolutamente nadie. Algunos grupos de pandillas suelen reunirse aquí. Gracias a ellos aprendí a defenderme, después de unas cuantas palizas, pasas de ser la agredida al agresor. Aun siendo una chica, obtuve respeto, golpeo mejor que ellos, razón por la que me buscan constantemente para retarme a una buena pelea.

Lejos de ser una vaga, también soy una estudiante y tengo responsabilidades, en lo que respecta al ámbito estudiantil, no puedo decir mucho, tengo una memoria excelente y mantengo uno de los mejores promedios del instituto.

En cuanto a mi personalidad, pienso que las emociones son algo innecesario en mi vida, siendo más precisa, la felicidad, así que casi nunca sonrío. Las personas suelen pensar que tengo una actitud fría, pero en realidad solo soy una chica muy relajada, tanto como para expresar emoción alguna en mi rostro.

Termino de hacer las cosas del día, como acomodar la cama, vestirme y desayunar alguna cosa. Salgo de casa y camino hacia la estación de autobuses. En el trascurso repaso algunos apuntes y finalmente llego al instituto, dónde camino directamente al aula.

Por fin llego al instituto. Me levanto todos los días con un humor pésimo, pero me reconforta un poco estar aquí, sobre todo sabiendo que la primera hora del día comienza con el profesor de cálculo: el Señor Kim SeokJin, pero le gusta que lo llamen Jin.

La debilidad de las chicas y la envidia de los chicos, todo aquel que lo mire no puede negar que es guapo, y me cuesta admitirlo, pero, Jin tiene un rostro hermoso. Podría parecer que, teniendo tanta belleza tendría que ser una persona presumida y con alto ego, pero no es así, él es una persona maravillosa, ¿por qué lo digo?, digamos que, tenemos algo de historia, no en un ámbito como muchas de aquí piensan, mas bien, él es como un padre... o una madre.

—Buen día, espero que pasarán un buen fin de semana. Bien, comencemos con la clase —sonríe.

Cómo siempre empieza a escribir rápidamente los ejercicios en la pizarra, "quisiera que sus clases fueran eternas, de verdad lo aprecio mucho, pero no todo se puede en la vida". Las clases trascurren con normalidad, hasta llegar al último periodo.

Sin duda, la clase del Profesor Jin es la que más me gusta. Pero tampoco podía dejar de lado la del Profesor de Literatura: Min YoonGi, mejor conocido como Suga, el origen del sobrenombre se desconoce por el momento, pero todos sabemos que Jin fue quien se lo dio.

Abruptamente todo el mundo calla, eso solo implica una cosa, YoonGi. El mencionado se asoma por la puerta y mientras camina al escritorio dice unas palabras.

—Bien, es la última clase. Estudien en silencio y no me molesten, voy a dormir — Se acomoda en su escritorio y descansa sus párpados—. T/N, despiértame antes de que salgas.

La Chica de las Peleas. (RM Y TU) EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora