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Tobio Kageyama 

Ni si quiera sé como sentirme después de esto. 

Siento el líquido frío recorrer la coronilla de mi cabeza, para después bajar por mis mejillas y después caer hasta manchar mi uniforme. 

Las risas no tardan en sonar y me siento jodidamente pequeña. 

Me levanto tan fuerte que la silla se cae al suelo y como puedo mantengo la cabeza bien alta. Mi mirada se clava con la causante de todo este lío. Me encaro hacia ella con sutileza y tampoco pierdo demasiado los papeles. 

--¿Crees que haciéndome esto va a dejar de gustarme Tobio? Eres un mal bicho y solo por eso Kageyama no se fijará en ti. --Digo mientras esbozo una sonrisa. --Deja de perder el tiempo conmigo. Por que para mi no eres nada. --Escupo como si mis palabras fueran el peor veneno. 

La chica, que se llama Irina, se ha ganado, desde el primer día que llegó, a todos los estudiantes de la escuela. Ella se comporta muy bien con todo el mundo, pero causa todos los malos royos y las peleas entre las chicas en clase, lo peor de todo es que a causa de su labia suele quedar impune, como si ella no hubiera hecho nada. Aunque su apariencia también ayuda. 

Sus rasgos son muy estereotipados. Rubia, de una altura promedio para una chica, con la piel bronceada y unos ojos verdes muy intensos. Belleza no le falta, pero inteligencia... es discutible.

Irina me odia casi desde que me conoció por que me llevo bien con el chico que le "gusta". Algo muy infantil, pero su cerebro de almendra no alcanza para algo más elaborado, Irina es así de simple, pero tan buena manipuladora. Aunque a Irina solo le guste Kageyama por ser guapo, tampoco la culpo por que es guapo, pero me da rabia que no sepa ver más allá. Kageyama es un chico increíble y muy talentoso. Y aunque no lo parezca, es un buenazo y bastante divertido. 

--Y me lo dice la que está cubierta de sopa. Patético. --Irina posa su mano sobre mi mejilla para quitar un tropezón. Aparto su mano de un simple bofetón, pero sin perder mi expresión calmada. --Como tus manos de drogadicta vuelvan a tocar mi rostro, haré que todos sepan lo zorra que puedes llegar a ser. 

--Me das mucha pereza, Irina. Búscate a otra persona, por que yo no pienso caer. Que te vaya bien en tu proceso de conquista. --Suelto una pequeña risita y desvío la mirada, diviso un lavabo cerca y me marcho hacia él. Es mejor dejarla con la palabra en la punta de la lengua a que hable y siga diciendo estupideces. 

Me jode tener que ser yo la que esté en esta situación, y más tratándose de ella. Siempre hace lo mismo, intenta dejarme en ridículo cada vez que se le presenta la más mínima oportunidad, la pobre está mal de la cabeza y me sabe mal por Tobio. Ella no le quiere, solo quiere salir con él para joderme. Ni si quiera sé por que me tiene tanto asco. 

Cuando voy al baño me quito la camiseta manchada y me pongo una de recambio, me mojo el pelo en la pila y después sigo con el rostro. Limpio el resto de manchas con un papel y un poco de agua y jabón para después intentar arreglar un poco las pintas que llevo. 

Abro un poco mi camiseta y me pongo la chaqueta atada a la cintura, me pongo el cabello hacia un lado haciendo que varios mechones caigan por mi rostro. Recojo las cosas y me dispongo a salir del baño. Parece que me acabe de duchar, no me que me hayan derramado sopa de pollo por encima. 

Aún me queda un poco de tiempo para aprovechar el recreo y me voy a las máquinas expendedoras para comprar un batido, con suerte aún quedarán. Camino por los pasillos hasta llegar a las máquinas. Pongo una moneda y pulso la tecla, espero varios segundos y cae un pequeño brick. 

Siento una presencia detrás de mi y cuando me giro diviso que es Kageyama suelto un suspiro de alivio. 

--Hola Lucy-Chan, ¿por qué tienes el pelo mojado? --Pregunta mientras se compra su brick de leche, como siempre. 

Haikyuu One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora