XI: Encuentro

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Almas buenas. Almas malas. La diferencia es enorme si intentas compararlas, sobre todo cuando se habla de almas que no tienen un arrepentimiento sincero, en busca de lo que los humanos llaman perdón.

Desde que llegan a la entrada del paraíso estas almas son rescatadas por los arcángeles guardianes, y ellos luchan para sacarlas de las manos del mal.

KiBum tiene esa misma misión que cumplir, pero le es demasiado difícil concentrarse sabiendo que JongHyun vendrá en cualquier momento para impedir su trabajo.

Es incluso increíble que le preocupe más la presencia de él que la del mismísimo Lucifer.
Y quizá sea... porque una parte de su corazón sigue aferrada al pasado.

¡Ella merecía morir!

Hay un hombre que está de rodillas mirando hacia él, sin ninguno tipo de arrepentimiento por haber asesinado a su esposa de la manera más cruel y sanguinaria posible.

KiBum tuvo que aguantar las ganas de vomitar cuando el pergamino de la vida mostró la línea de tiempo de este hombre, desde sus acciones buenas, hasta los crímenes más grandes que cometió en los últimos años.

Lo peor de todo, es que el hombre no se arrepentía de nada, y aunque lo hiciera el perdón de Dios no borraría su destino hacia el infierno.

— Desgraciadamente ya no existe alguna manera de ayudarlo - susurra KiBum, antes de sacar su espada y romper el pergamino que representa todo en la vida del hombre - Los servidores de Lucifer vendrán por usted. Sólo espero que en sus siguientes vidas tome el camino correcto y pueda unirse al paraíso.

— ¡No me interesa su maldito paraíso! - exclama el hombre tratando de levantarse, pero fallando en el intento cuando las fuerzas divinas lo mantienen en su sitio - ¡Jódanse!

— Que Satanás se apiade de usted, señor.

— Yo me encargo de este sujeto, Arcángel Kim.

KiBum tiembla ante la voz tras él. No necesita darse vuelta para reconocerla, porque es la misma que se presenta en sus sueños desde hace una eternidad.

Cierra los ojos, negándose a mirar al lado, ahí donde una criatura hermosa con ojos de cachorro utiliza su propia espada para atravesar el cuerpo recién llegado del hombre arrodillado.

Un grito se escucha y KiBum aprieta los puños.

No, no le gustan esas cosas. Mucho menos si se trata de algo que involucra a JongHyun.

Por eso prefiere guardar su espada e irse, después de todo su trabajo ya ha acabado, y no tiene nada más que hacer ahí.

Los demonios vendrán por el hombre. Eso es todo.

— KiBum.

No...

El rubio se da la vuelta y abre sus alas. Hablar con JongHyun sería un error ahora, así que emprende vuelo para ir de regreso a su habitación, o quizá a otro lugar que le dé paz.

Su misión fue completada.

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ʟᴀ ᴍɪsɪᴏɴ ᴅᴇ ʟᴜᴄɪғᴇʀ | JongKey Mini Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora