➡️ KiBum y JongHyun tienen una historia en común: ambos se sacrificaron por las personas amadas.
Ahora, sus almas parecen reencontrarse en un universo celestial. KiBum, siendo el arcángel más leal de Dios, y JongHyun como el servidor de Satán.
°Pers...
Ha pasado un mes desde que TaeMin se unió a los demonios, y KiBum está tratando de seguir con sus deberes sin sentirse mal cada que lo mira.
Lo peor de todo, es que TaeMin ni siquiera le habla. Estas últimas semanas se la ha pasado dándole miradas duras y ceños fruncidos, como si estuviera enojado con él por algo.
KiBum prefirió darse la vuelta e irse todas esas veces. No era muy agradable ver que su ex amigo lo tratara con asco sin motivo aparente. Pero lástima, que incluso ahora mismo, tiene que soportar su mala actitud otra vez. Como si los últimos días no hubieran sido suficientes. Además, tener a TaeMin dándole la guerra por las almas recién llegadas es demasiado surrealista para soportarlo.
No puede.
Por más que lo intente en verdad no puede.
— Quédate aquí, Baekhyun - pide al otro ángel que se mantiene a su lado - Yo iré a despejar un poco mi cabeza o voy a enloquecer.
Baekhyun asiente, dándole un pequeño abrazo al notar su sonrisa decaída. Luego se planta frente a TaeMin tomando el lugar de KiBum, que sin siquiera mirar atrás abre sus alas y emprende vuelo.
Ha sido suficiente por hoy.
Ya ha sido suficiente.
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JongHyun sabe que no debería estar ahí otra vez, a la espera de algo que juró jamás volvería a suceder.
Pero, bajo todo pronóstico, su alma siempre lo arrastra hasta la habitación de KiBum. En busca de lo que sea, y en huida a la vez del peligro.
Desde hace unas cuantas semanas que Lucifer lo está dejando de lado, así que escabullirse por los rincones ya no es algo tan difícil como antes. Aunque una cosa es esconderse en cualquier otro lugar del infierno, y otra muy distinta querer entrar al paraíso sin ser descubierto.
Sobre todo a la habitación de KiBum, que a pesar de no tener vigilancia está al final de los pasadizos celestiales. Esos que siempre parecen solitarios, pero a la vez pueden tener a miles de ángeles deambulando por ahí.
Pff.
JongHyun tuvo que casi correr para que nadie lo atrape, y gracias a algo de suerte logró llegar a salvo hasta la habitación. Aquí, donde está desde hace un par de minutos.
— Puedes irte, Patrick - se escucha a KiBum hablar desde la puerta. - Voy a estar bien, no te preocupes.
JongHyun se mantiene tras las cortinas, esas que abren paso a una hermosa cascada privada a un lado de la habitación.
Sus ojos se abren de sobremanera al observarla. Cuando llegó ni siquiera la había notado, y por un momento piensa que sería muy bueno darse una zambullida.
