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Las manos de KiBum están frías, y no sabe si se deben a la brisa helada de la tarde, o a la pequeña conversación que tuvo con Lucifer.

Suelta un suspiro mientras se sienta en su cama. Tiene miedo, de lo que sea que signifique estar enamorado de JongHyun, también por el peligro que su trabajo corre ante las palabras del demonio mayor.

Puede tratar de manipularlo, y puede tratar de hacerle caer.

Si es completamente sincero, ya no confía del todo en su propia fuerza mental.
Sólo con ver a JongHyun, recordar todas esas vivencias en la tierra, sobre todo las que le hicieron caer por él.

KiBum recuerda con amor la primera vez que recibió un abrazo desinteresado, o cuando JongHyun se emborrachó hasta tal punto que cayó dormido en su cama, y él, con todas las ganas de mundo... se quedó a su lado para verificar que estuviera bien.

Son recuerdos que atesora, a pesar de todo lo malo que vino después.

Y KiBum, cree que es su parte más estúpida la que se aferra a ellos, como si nada de lo vivido fuera realmente horrible.

JongHyun lo abandonó a morir, así que no existía ninguna razón para seguir justificándolo.

Aunque lo amara, él era un demonio ahora, y los demonios... son criaturas malas.

— Hyung ¿Estás ahí?

KiBum seca con cuidado sus mejillas húmedas. No quiere que TaeMin lo vea llorar y luego se haga ideas equivocadas.
Ya han sido suficientes las sospechas que rondan esa cabecita así que es mejor no alentarlas más.

— ¡Aquí estoy! - exclama él, desde el balcón de su habitación.

Segundos después TaeMin aparece en frente, con las mejillas rojas y un sobre entre sus dedos.

KiBum inclina la cabeza hacia un lado, curioso de la expresión tan tímida que tiene su aprendiz.
Incluso si sabe que TaeMin fue al infierno para ver a su hermano, normalmente nunca tiene ese sonrojo ni mucho menos esos ojos vidriosos.

Es extraño, y no se siente tranquilo sin saber qué le sucede.

— Vine a traerte una carta - comenta el menor, con la mirada en el suelo - Fui para hablar con JinKi hyung pero...

— Estás triste - interrumpe KiBum, acercándose lo suficiente hasta acariciar el cabello rubio de TaeMin - ¿él te hizo algo? Si es así tienes que decírmelo.

El menor niega, pero sus lágrimas ya no se detienen y empiezan a caer.
Las emociones lo embriagan, le hacen temblar como un pequeño niño indefenso.

Por un momento piensa en decirle a KiBum sobre su charla con Lucifer de hace un rato, sin embargo no lo cree correcto sabiendo que su hyung se sentiría mal.
Es una manía propia de él, echarse la culpa de todo, y TaeMin no quiere eso en este momento.

Lo mejor va a ser no tocar el tema, porque mentirle sería imposible.

— Mi hermano se comportó, no te preocupes - le dice, secando sus mejillas antes de darle un sonrisa suave.

KiBum entrecierra los ojos, tratando de leer la verdad en su aprendiz, pero no logra descubrir nada y tampoco desea insistirle con el tema.

A veces TaeMin suele ser bastante tímido con sus sentimientos, así que si desea mantenerse en silencio es mejor respetarlo.

— Bien - suspira KiBum, revolviendo de nuevo a los cabellos rubios del menor - Me dijiste que tenías una carta para mí.

TaeMin asiente, sorbiendo su nariz. Luego extiende el sobre para que el mayor la tome.

Este da una vista rápida al pedazo de papel, nota que no hay ningún nombre ni dedicatoria que diga que es para él. Mira de nuevo a su aprendiz y sólo recibe un encogimiento de hombros con desinterés. KiBum hace un mueca, preguntándose ahora por qué tanto misterio, pero termina rindiéndose ante el silencio de TaeMin.

Entonces vuelve a su carta para quitarla del sobre, esperanzado de reconocer al menos la letra o alguna firma. Porque se supone que todas las cartas deben tenerla ¿verdad?

Se supone...

Sólo que esta en específico para ser un completo enigma. No tiene sello, ni estampilla, ni firma.
Lo único brillante es la tinta negra con la que están escritos algunos párrafos.

Estos mismos que fueron dibujados por una persona con una letra particular.

Y no sólo eso, también es una letra imposible de confundir.

— JongHyun...

El nombre sale de su boca como un suspiro. KiBum ni siquiera se da cuenta de la expresión confundida de TaeMin, porque lo único que le importa son las palabras del hombre que tanto ama.

Sin importar todo lo que antes había pensado se encuentra a sí mismo con una esperanza estúpida... que hace latir su corazón.

“Si huyes de mí de esa manera tendré que perseguirte, y sabes muy bien que no dudaré en hacerlo.

Seré capaz de ignorar esta realidad tan loca sólo para hablarte, porque no me importa si tus alas o tu misión prohíban que hablemos. Yo quiero verte, y hablarte a la espera de que puedas perdonarme.

Sé toda la verdad, pero necesito escucharla de tu boca.

Si tengo que cruzar el paraíso para eso lo haré.

Quiero verte, haré lo que sea.

Permiteme hacer esto aunque sea una última vez, antes que el destino siga haciéndome pagar mis errores.

Como el amigo que siempre fui, y por el amor que alguna vez me tuviste... por favor, déjame verte.

KiBum, te extraño.”

— Hyung - susurra TaeMin, tomando el hombro de su maestro - Conoces a Kim JongHyun ¿verdad?

El rubio, con el rostro lloroso, asiente sin esperar una respuesta.

Su corazón... no puede con tanto.

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ʟᴀ ᴍɪsɪᴏɴ ᴅᴇ ʟᴜᴄɪғᴇʀ | JongKey Mini Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora