➡️Parte Diez⬅️

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Esa misma tarde, como quedó establecido, los chicos habían viajado de regreso a la prefectura.

Después de la última situación que se desenvolvió en la habitación con Ushijima, Tendou finalmente volvió a reintegrarse  con todo el equipo.

Por como pudo evaluar su actitud, Semi parecía estar aún molesto con él, seguía sin hablarle y con suerte cruzaba alguna clase de interacción breve. Intentó -oh, por supuesto que lo intentó- hablarle o iniciar algún tipo de conversación, incluso estuvo apunto de sentarse a su lado para ver si así, al menos, en el transcurso del trayecto lo hacía reír un poco con sus estupideces de toda la vida, sin embargo, con todo y sus bien intencionados intentos, el cenizo continuó negado ante cualquier aproximación proveniente de su persona......

Hablando seriamente, ¿qué cosa tan mala había hecho para que se comportara de esa manera..? ¡NI QUE FUERA HITLER!

Una situación que sin dudas le puso la sangre a hervir, fue observar como Goshiki se sentaba una vez más junto a Ushijima muy feliz y contento de la vida... Ese era su maldito lugar, y ese mocoso de primero lo había robado por segunda vez...

Recordó entonces cómo sintió los demonios apoderarse de sus cinco sentidos, comenzando a avanzar a pasos crispados con la intención de exigirle que despegara su novato trasero de su maldito asiento, sin embargo, tras reflexionar mejor lo que estaba por hacer, decidió frenarse para evitar más desastres. Habían sucedido demasiadas cosas, además, para agregarle un extra de sal a todo el asunto sentado por allí cerca se encontraba Eita...

Maldita sea todo.

Al final le dio igual, terminó sentándose solo, total, la irritación lo comenzaba a consumir y no era la decisión más sabia del mundo intercambiar diálogo con sus compañeros en ese estado...

El viaje completo se la pasó muy intranquilo...

Algo enojado, incluso.

Todo lo que quería era llegar a la seguridad de su hogar y prepararse un vaso con leche de chocolate.

Así que cuando eso sucedió, bajó del bus y se despidió de todo el equipo (bueno, casi de todos...) y el staff, para luego comenzar a retirarse hacia su casa cual rayo Mckeen.
Era lunes, pero no tenían que regresar a la Academia para asistir a clases, el entrenador les había dado el resto del día libre para que pudieran descansar un poco -él no lo necesitaba, por obvias razones- y estar listos para la rutina cotidiana.

Regularmente solía irse acompañado del rubio y el castaño a casa, ya que ambos vivían por la misma zona que él, más el último que el primero, pero como definitivamente ese día no era "regular" se encontraba caminando sin compañías... Tampoco era como si le importara mucho, aunque no lograba entender porqué de pronto Ushijima parecía estar tan distante con él... Incluso había llegado tan lejos como para confesar a Semi lo de que ambos se gustaban...

¿Habrá sido por lo último que dijo antes de que partieran...?

Pero, en realidad él ni siquiera se había referido a...

¡¡¡AHHH!!!  ¡¡¡YA NO ENTENDÍA NADA!!!!
 

 
Pensándolo bien... No.

En verdad no le daba igual.
Le molestaba, le molestaba un montón la actitud de Ushijima... ¡Ese condenado castaño! ¡Todo lo que hacía era jugar con su estabilidad mental!

A parte de eso, aunque sabía que quizás sólo eran exageraciones suyas, cada vez que alguien se le acercaba demasiado a Ushijima de la nada un sentimiento de incomodidad le invadía. Era algo que estaba ahí en menor o mayor medida, las presencias de mujeres y hombres le molestaban por igual. Ushijima era demasiado ingenuo para darse cuenta de ciertas cosas, pero con frecuencia las chicas más guapas del Shiratorizawa se aglomeraban a su alrededor como si fueran buitres esperando la carroña...

𝐼𝑡'𝑠 𝑀𝑦 𝑆𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡  🌌ᴜˢʰⁱᴛᵉⁿ🌌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora