«Jeon Jungkook», así se llamaba el científico que logró construir un corazón para un robot.
¿Con qué fin fue creado?
¿Cuál era su razón de ser?
¿Qué es un corazón?
Esas eran las cuestiones que Jimin se planteaba cada vez que era activado cada mañan...
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𝙿𝙰́𝙶𝙸𝙽𝙰 𝟹
Una vez me mudé a la cabaña en el bosque, logré sentirme un poco mejor. Aunque estaba solo, eso me ayudó a reflexionar en lugar de llorar como un niño cada vez que lo recordaba.
Consideré adoptar una mascota en un futuro cercano; temía volverme loco al quedarme solo por tanto tiempo. He llegado al punto en el que ni siquiera me reconocía en el espejo.
Mi madre y mi mejor amigo llamaban cada mañana para conocer mi estado, pero hace tiempo dejé de contestarles. Incluso arrojé mi chip al caño para cortar todo contacto; estaba harto de sus palabras de lástima.
Una noche, me encontraba en el sillón de mi cómoda sala viendo la televisión con aburrimiento. Observé a mi alrededor y solo vi un montón de botellas por todas partes. Tanto vinos caros como alcohol barato, todo mi dinero gastado en basura. No me molestaba realmente; tengo suficiente dinero como para no trabajar por el resto de mis días.
Miré la televisión con aburrimiento, notando cuánta gente tonta existía en los medios, algo realmente frustrante. Así pasaba mis días entre alcohol y televisión, a veces me ejercitaba para despejar mi mente, pero terminaba en el mismo lugar: el sillón.
Cansado de la estupidez en el televisor, me levanté apagando todo para descansar. Comencé a subir las escaleras hacia mi habitación, pero me detuve abruptamente al oír un sonido proveniente del sótano. Seguramente sería algún ratón que terminó allí, me mentalicé para sacarlo con una escoba, pero decidí avanzar otro escalón. Sin embargo, se escuchó nuevamente ese ruido de algo cayendo al suelo. Aunque no creo en fantasmas, forcé la idea de que era un ratón.
No creo poder dormir si escucho ruidos constantes en el sótano. Resignado, bajé los escalones, agarré la escoba y abrí la puerta del sótano encendiendo la luz. Efectivamente, era un ratón blanco de ojos rojos atrapado entre cajas. Caminé hacia él con cuidado, lo sujeté, pero se escapó, provocando que tropezara y cayera entre cajas.
Frustrado, traté de levantarme del suelo y caí de nuevo, pero al hacerlo, cosas cayeron sobre mi regazo, incluyendo un pergamino grande. No recordaba tener pergaminos del trabajo; se suponía que todos fueron quemados. Como buen humano curioso, lo abrí.
Y al final, acabé maldiciendo.
Eran los planos originales del proyecto en el que Jimin y su equipo trabajaban. — Tsk, se supone que esto lo había tirado a la basura, ¿qué hace en mis pertenencias aún? — Me levanté para sacar el ratón y tirar los planos, pero al acercarme, el ratón salió por la ventanilla del sótano. Si pudo salir así desde el principio, ¿por qué no lo hizo? Sin duda, los animales son curiosamente extraños.
Decidido a irme, miré los planos por última vez, pero algo me detuvo. Los enrollé para llevarlos a la basura, pero antes acomodé las cajas caídas. Al agacharme, la última caja se abrió, revelando un álbum de fotos que provocó un vuelco en mi corazón. Miré la foto tomada en su último cumpleaños, recordando lo feliz que estaba con los postres que le preparé.
Inconscientemente, solté una pequeña lágrima, sonreí tristemente y abracé la foto. De verdad, le echo muchísimo de menos.
Sostuve la foto hasta que mis lágrimas se agotaron. Dejé el álbum en la caja, agarré la escoba y caminé hacia la salida del sótano, pero mi vista se detuvo de nuevo en los planos.
No sé si fue el efecto del alcohol, la falta de sueño o la tristeza, pero un pensamiento loco invadió mi mente.
—Esto es ridículo, una locura total. Joder — Reí creyendo que era un mal chiste, pero comencé a meditarlo. No podía creer que estuviera pensando en esto.
Exhalé confundido y con sentimientos encontrados. Miré los planos y el álbum, negué fuertemente y decidí llevar esos malditos planos mientras caminaba a la salida del sótano.
Tal vez ya no irían a la basura.
Una idea poseyó mi mente, quizás por el efecto del sueño o el alcohol. Después de todo, lo fantástico solo existe en la imaginación…
