16- El amor no se detiene.

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- Corre!

Le hice caso. Solo porque una profesora nos había visto y estaba segura de que le diría a la directora. Y les digo desde ya que es muy provable que mañana nos castiguen por escaparnos, pero que más da.

- Ya...ya esta -dije respirando agitadamente por correr-

- Pero nos vio la profesora! -quiso salir corriendo pero le puse el pie y calló al suelo-

- No es como si la gorda nos fuera a seguir.

- Cómo lo sabes? -empezó a sacudirse la ropa- Mierda, me llené de tierra.

- Porque eso requiere correr, y estoy muy segura de que no lo haría.

- Por qué estás tan segura?

- Porque para correr hay que moverse y esa mujer apenas respira y solo lo hace porque es necesario para vivir, James. Ya deja de preguntar.

- Está bien. Tu ganas -asentí-

- Ya lo sé.

- A veces eres una maldita egocéntrica, lo sabias?

- No creo poder superarte en eso. -me miró mal y yo solté una carcajada- Sabes que es cierto.

- No siempre.

- No lo negaste -mi sonrisa cada vez era más grande, que puedo decir? Me encantaba ganarle!-

- Ok, ya basta. Vamos por el helado.

- Vamos.

Para cuando llegamos a la heladería más cercana, que estaba como a unas 11 cuadras del colegio, eran más o menos las 11:30 am. Nos habíamos escapado, por lo que perdimos las últimas clases. Pero claro que a ninguno le importaba.

- Y cuéntame, por qué estabas tan enojada? -preguntó para luego empezar a devorar el helado-

- La puta de Ashley, ya te dije.

- Dijiste su nombre y ya te enfadaste.

- Por qué?

- Me di cuenta con sol verte. Aprietas los puños y la mandíbula. Tanto de jode?

- Si.

- Bueno, no hablemos más sobre el tema -justo lo que quería que dijera. Gracias Dios- Puedes, por favor, cambiar esa cara?

- Qué tiene mi cara? -dije cansada de que hablara tanto-

- Yo solo quería animarte un poco pero si vas a estar así mejor me largo -utilizó un tono cortante y se levantó dispuesto a irse-

-suspiré-

- Es cierto. Lo lamento -sonrió y se volvió a sentar-

- Me he dado cuenta que eres media bipolar, lo sabias?

- Eres el menos indicado para decirme eso, teniendo en cuenta que el constante cambio de humor lo tienes tu. -rió a la vez que asentía-

- Quieres? -me ofreció su helado- Es de chocolate.

- Ya lo sé, idiota -y ambos reimos- No, no quiero.

- Bueno, yo si quiero del tuyo -se encogió levemente de hombros y se acercó a mi helado-

- Oh no, estás loco si crees que te voy a convidar de mi amado helado de menta, James.

- Un poquito.

- No.

- Un poquito -insistió-

- Dije que no -aunque intentaba sonar sería, no podía esconder la sonrisa que al parecer estaba pegada en mi rostro-

IndefiniteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora