18- No podía lastimarla.

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James:

Estábamos en un parque. Ambos acostados en el húmedo césped.
El sol comenzaba a alumbrar la ciudad y la lluvia había desaparecido.
Giré mi cabeza en su dirección y ahí estaba, mojada, sucia y despeinada. Mantenía sus ojos cerrados y se protegía del sol con su brazo.

- Maira?
- Si? -dijo aún con los ojos cerrados-
- Me muero por besarte otra vez.

Ella se giró en mi dirección y me miró. Sus ojos verdes resaltaban más por el sol y podria jurar que brillaban más de lo habitual.

- Y por qué no lo haces?
- La verdad es que me gustaría poder besarte sin que luego te vayas, te enojes, me ignores o cualquier otra cosa que no sea reaccionar mal -admiti- No voy a besarte si no quieres pata luego ver como te vas otra vez.
- Quien dijo que no quería besarte? -yo la miré sorprendido-
- No te irás? -negó- Segura? -asintió- Te ves jodidamente tierna así -acaricié su mejilla-
- Qué estás esperando?
- No tengo idea -sonreí y me imitó-. Luego, la besé-

Desperté por la luz que alumbraba toda la habitación y lo primero que vi me hizo sonreír.

Maira estaba abrazada a mi, y dormía tranquilamente.

Ese sueño había sido un recuerdo.

Me puse a pensar en todo lo que había pasado desde que me había mudado, en todo lo que senti, en los cambios de humor. Intenté ignorar todo y no logré ganar.

Observarla dormir era relajante. Me gustaba, y por un momento pensé en la sensación que seria despertar siempre así.

Sonreí como un maldito idiota frente a esa idea, que mas bien era una locura.

Pero ese no era el plan, imbécil.

La sonrisa no había durado ni un minuto.

El plan. La idea que yo tenia... No podía tirarla a la basura, o si?

Pero eso era lo correcto.

Aunque, maldición, yo quería hacerlo?

- Buen día -le dije suave-

Ella me miró como pensando el por qué de mi presencia ahí pero luego sonrió.

Mierda, por qué tenía que ser tan jodidamente hermosa?

- Buen día.

- Cómo dormiste?

- Muy bien.

- Yo igual. Demasiado bien, en realidad. -le besé la frente- Debo irme.

- Ya? -asentí-

- Tengo que regresar a casa.

- Entiendo -sonrió-

- Deja de sonreír, maldición.

- Por qué?

- No me malinterpretes, te ves hermosa. Pero no voy a querer irme si sigues así.

- Ok. Voy al baño. Puedes comer algo y luego irte.

- Eso haré, pequeña. Te veo abajo.

-asintió y me besó la mejilla-

- Te veo abajo.

No iba a lograrlo. No podía lastimarla.

- James! -dijo entre sorprendida y dudosa- Qué haces aquí?

- Oh, hola señora.

- Paso algo con Maira? Todo bien?

- Si, si. No se preocupe. Es solo que vimos una película y me quedé dormido.

- Oh, no hay problema. Eres mas que bienvenido a esta casa.

- Mamá? -había aparecido con un short azul, una musculosa negra y sus zapatillas negras. Se vestía muy sencilla, y me encantaba. No era como las otras chicas, era única. O al menos eso pensaba yo. No había nadie como ella-

- Hola hija, como estás?

- Hasta hace un minuto estaba más que bien. Que haces aquí?

Asique no tienen buena relación.

Seria un maldito estúpido si no me diera cuenta, aja.

- Bueno... es mi casa, Maira.

- Me parece que ya hemos tenido esta conversación muchas veces. No necesito, ni mucho menos quiero tu estupida presencia aquí.

- Tenemos visitas, comportarte.

- No. Yo tengo visitas, tu no. Es más, hasta hace un momento iba a desayunar con James pero ya no tengo ganas.

Estaba enojada. Tenía la misma mirada que tuvo al pelearse con la puta de Ashley en el colegio, o casi.

Esto no era buena señal.

- Qué te sucede ahora, eh?

- Qué me sucede?! -rió- Qué te sucede a ti?! Sabes que no te necesito, nunca estas conmigo. Desde que se fue papá que actúas pésimo. Solo te preocupa el estúpido trabajo, no es así?

- No es así! Hago mi mayor esfuerzo!

- No es suficiente! -gritó más fuerte y por un momento pensé en calmarla pero decidí no meterme- Sabes? Tienes una hija! Pero lamentablemente parece que no lo sabes, y para mi no eres más que una señora cualquiera.

El resto pasó todo muy rápido.

Le pegó una cachetada. Maira se tocó la mejilla.

La madre lloraba.

Y yo me puse justo en medio de las dos y la miré. Apreté mis puños a los costados.

- Entiendo que no le guste lo que escucha. Entiendo que le duela. Y hasta entiendo que se enoje. -Apreté la mandíbula- Pero no voy a permitir que se acerque a ella de esta manera. No se lo merece. Y estoy seguro de que usted es mucho mejor que esto.

Estaba verdaderamente enojado. Y no pensaba ocultarlo.

- Vamos -me tomó del brazo- James... -la miré y estaba llorando. Automáticamente la abracé intentando que sienta protección en mis brazos.

- No llores -susurré para que sólo ella me escuchara- Ya está. Ya pasó.

- Si -se limpió unas lágrimas- Ya pasó.

La tomé de la mano y la saqué de esa casa.

No queria que sufriera. Quería distraerla, ayudarla a olvidar el mal momento.

Y eso haría. Haría que sus ojos vuelvan a brillar como lo hacían esta mañana cuando despertó a mi lado.

- Aceptarás un helado de menta de mi parte?

Ya sé que es corto pero es todo lo que pude escribir, perdón.
Voy a intentar subir capítulo cuando pueda y saben que yo no tardo mucho.

Besooos

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