Capítulo 20.

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−Hola cariño− una voz cerca de mí sonaba fuerte y clara, era una melodiosa voz que me traía recuerdos, pero no tengo claridad de dónde, es como si hubieran borrado ese trozo de mi vida.

−Te amamos mucho hija − sentía mi cabeza girar, como si estuviera flotando.

−La pequeña luz de mis ojos− de pronto pude ver una escena, como si viera todo desde una pantalla, dos personas de espalda aparecieron frente a mí, un hombre alto de cabello castaño, usando un traje gris oscuro, abrazaba a una mujer de cabello negro como el carbón, vestida con un vestido color azul, lentamente me acerqué para ver mejor, la mujer en sus brazos tenía a un bebé, una niña de cabello tan negro como la mujer, la pequeña dormía plácidamente sin saber que ocurría a su alrededor, ambos adultos miraban a su hija con cara de ilusión, con adoración.

La imagen cada vez se veía más borrosa, comencé a caminar por un largo sendero, árboles por todas partes, las mismas tres personas jugando, con la diferencia que la pequeña estaba más grande, quizás tenía unos dos años, corría por todos sitios con sus pequeños pies, mirando en todas direcciones viendo con admiración cada objeto nuevo para ella, a su espalda la mujer la perseguía con una sonrisa en el rostro. De pronto dos personas aparecieron, ambos con uniforme blanco como si fueran doctores, intercambiaron unas palabras con el hombre de cabello castaño, el cual frunció el ceño, pero asintió, tomo a la mujer y a la niña y siguieron a los recién llegados. Intenté seguirlos, pero pareciera que mis pies están pegados al suelo, solo pude ver como se iban alejando.

Al cerrar mis ojos otro ambiente apareció frente a mí, cada vez estaba más intrigada, no sabía dónde estaba ni que ocurría, era como ver una película, paredes blancas y pasillos largos, habitaciones rodeadas de personas que caminaban de un lado a otro, algunos miraban anotaciones de cuadernos, otros tecleaban en computadores un poco antiguos. La misma mujer de antes salió de una de las habitaciones acompañada de otra bastante similar, a la acompañante yo la conocía, era mi madre, o la que pensé hasta el día de hoy que era mi madre, pero mucho más joven que hoy en día, lucía molesta, ambas hablaban como si estuvieran discutiendo, y justo detrás de ellas, sin ser notada estaba la pequeña nena escondida mirando a ambas mujeres, la niña ya un poco más grande, unos 5 o 6 años, pareciera que entendía todo lo que decían las mayores. Me acerqué lentamente hasta posicionarme a un lado de la niña para escuchar de que hablaban ambas mujeres.

−No puedes tirar a la basura todos estos años de investigaciones−a la que un día llame mi madre, sujetaba con fuerza el brazo de la mujer− Elisa estamos tan cerca.

−Pero Stella, ¿a qué costo? Están usando niños para sus investigaciones

−Sabíamos que teníamos que hacer cosas poco ortodoxas para alcanzar nuestro objetivo− Elisa solo bajó su mirada, podía notar arrepentimiento en sus ojos− Yo estoy dispuesta a arriesgarlo todo para llegar al final de esto y tú lo estabas también, ¿Qué te hizo cambiar de opinión?

−No voy a poner en juego la vida de mi familia por un estúpido trabajo.

−No puedo creer que el idiota de Max te haya hecho cambiar de parecer, ¡él también es parte de esto!

−¡Ya no más! Stella se acabó, nos vamos.

−¡No pueden largarse, así como así! No seas tonta nunca dejaran que se vayan.

−Conseguiremos el modo de largarnos.

−Ustedes dos no podrán hacer nada.

−No somos solo nosotros los que no están de acuerdo con esto. ¿Quieres quedarte? Bien quédate a destruir tu maldita vida, pero nosotros nos iremos.

−¿Ustedes? Hablas de Max y tu supongo.

−Mi hija viene conmigo.

−No permitiré que te la lleves− la presión que ejercía Stella sobre el brazo de Elisa era cada vez más fuerte, podía ver como los nudillos de la primera mujer se tornaban de un color blanquecino.

Special Abilities.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora