Capítulo II: Euforia

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Tomioka Giyu al termino de ingerir el brebaje que Kocho le había entregado sentía como sus manos hormigueaban, como sus mejillas se enrojecían y como aquella barrera que separaba su lado más libidinoso se derrumbaba.

Trató de controlarse pellizcándose los muslos e intentando controlar su respiración, pero, al momento de levantar la mirada y toparse con la figura esbelta de la joven, sus deseos incrementaron y su pasión desenfrenada se desbordo.

Se movió ligero hasta ella y pego su cuerpo, quería que lo sintiera y él quería sentirla, determinado a seguir, la tomó por la cintura y le dio un beso en el cuello, no calor no hacía más que incrementar.

La visión del joven se volvía borrosa, su boca se secaba y su corazón estallaba en llamas de pasión lo que ocasionó que le diera un leve mordisco en la oreja de la joven y deslizar un poco el uniforme dejando al descubierto su suave piel.

― Déjame...

― No. ― Dijo lleno de lujuria y deseo, su visión se hacía más borrosa.

No obstante, él retomó el control sobre sus acciones, no iba a seguir si ella no quisiera, no sería correcto.

― No, déjame cerrar la puerta.

Comentaba ella mientras tomaba la mano del joven, ella lo había aceptado.

― Hazlo. ― Susurró.

Al momento de oír el pestillo, Giyu deslizo sus manos por el vientre de la joven hasta llegar a sus tiernos pechos, la joven soltó un leve gemido mientras sentía como aquel muchacho la tocaba, Shinobu colocó sus manos sobre las del joven y giro la cabeza hacia un lado, Giyu acerco sus labios a los de ella y la besó mientras la presionaba contra la puerta, ambos jóvenes se estaban dejando llevar por el deseo carnal.

Después de unos segundos se dejaron de besar para contemplar el momento, mientras que ella se perdía en aquellos ojos azules como el océano y él en los ojos púrpuras como las glicinas de ella se separaron un poco para que ella pudiera dejar su Haori a un lado quedándose los dos en uniforme, no había palabras de amor, solo había un sentimiento, el deseó de complacer sus instintos más primordiales.

Ella lo tomó de la mano y lo llevo hasta la cama, el hombre intentaba contenerse, pero se le fue complicado cuando la joven comenzó a desabrochas su cinturón y bajar el cierre del uniforme, el suave roce de las manos de la cazadora sobre la tela de su uniforme lo hacía sentir cosquillas satisfactorias. Por su parte, Kocho conocía la anatomía masculina gracias a los libros que tenía, pero esta sería la primera vez que lo vería en directo. Al terminar de bajarle el cierre del pantalón, la joven intento bajarle el uniforme, pero el joven se resistía.

― ¿Qué pasa Tomioka? ― Preguntó la joven mirando al cazador.

Tomioka no decía nada, pero se podía ver su rostro como estaba avergonzado.

― ¿No quieres que siga? ― Interrogó la joven.

Shinobu miraba el rostro inexpresivo del muchacho. << Quizás no deba forzarlo.>> Pensó ella.

― Esta bien. ― Shinobu soltó el pantalón del joven.

― Kocho, si sigo, no me podré detener. ― Comentó Giyu dormitando a la par que la miraba con deseo.

El joven se perdió en los labios rojizos de ella que hacían contraste con su pálida piel, aquel amalgama natural hacia ver a Shinobu más hermosa.

Tomioka colocó su mano sobre la mejilla de la joven, a la par que la acariciaba con su pulgar.

― ¿Vas a seguir? ― Preguntó la joven algo inquieta y aburrida de esperar.

― Esta bien, seguiré. ― Comentó, acercando sus labios a los de ella, le desabrocho el uniforme dejando al descubiertos sus pechos con aquellos rosados pezones algo endurecidos.

Tomioka siguió adelante dejándose llevar por sus desenfrenados deseos carnales, tomó los pechos de la joven y sin rodeos apretaba los rosados pezones de la joven hasta hacer que se endurecieran por completo, Shinobu soltaba ligeros gemidos sintiendo el calor entre sus piernas, el joven acercó sus labios y comenzó a besar los pechos de ella.

Viendo que ella no había protestado y había accedido a todo, siguió aún más, bajo su mano por el vientre de la joven y comenzó a desabrochar la correa de su pantalón, seguido por el botón dorado y el cierre, palpó su sexo por encima del fundoshi de seda blanca de la joven, estaba húmeda, presionó un poco haciéndola gimotear de placer, terminó por arrebatarle el pantalón por completo dejando al descubierto su inmaculada piel, sujetó los muslos de la joven separándolos para posteriormente arrodillarse y enterrar su cara entre las piernas de Shinobu.

Ambos jóvenes estaban tan calientes, Kocho la cogió de la nuca y presionó la cabeza de Giyu deseando que no se detuviera, el hombre le apartó la trusa e introdujo un dedo haciéndola soltar un agudo gemido, haciendo que se humedeciera más, Giyu lamia el clítoris de la joven volviéndola loca de placer.

Shinobu apretó fuertemente las sabanas dejo soltar un agudo y casi agónico gemido a la par que llegaba al clímax y dejaba salir todos sus fluidos sobre el rostro del joven.

Nunca antes le había ocurrido, ni siquiera cuando ella misma se lo hacía, tal vez era un efecto de la flor o quizás era que Giyu tenía experiencia con las mujeres, sea cual fuere el caso, Kocho lo había gozado por completo y ahora, agotada, se dejó caer sobre la cama, con la respiración entre cortada, se veía como sus pechos iban de arriba abajo por el movimiento del tórax en la respiración, pero ese natural meneo de los pechos de la joven habían hipnotizado al caballero que había pasado su mano por su cara limpiando vulgarmente los fluidos de su acompañante.

— Kocho...— Susurró soltando un suspiro.

Tomioka apoyó sus manos sobre los tobillos de la joven, entre caricias deslizó la yema de sus dedos por toda la pierna de la joven hasta llegar a sus muslos en donde las palpó con toda su mano subiendo hasta llegar a su entrepierna, la joven se movía de lado a lado entre leves suspiros, para cuando Tomioka sujetó con firmeza la trusa de la joven y quiso deslizarla, Shinobu lo detuvo tomando sus manos.

— Espera... Déjame descansar. — Dijo con la voz entrecortada—. ¡Tomioka!

Pero Tomioka hizo caso omiso, arrebatándole la prenda de seda, se escuchó el sonido de la tela rasgándose un poco, por unos segundos Giyu vio la virginal piel húmeda de la joven rodeada por escasos vellos, él siguió, dejando caer sus pantalones mostrando su miembro endurecido dotado y listo para continuar con la penetración.   

Un ligero empujónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora