~Prólogo~

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Cuando era pequeña, me asustaban las montañas. Sí, lo sé, suena totalmente absurdo, mis profesores y compañeros pensaban lo mismo. Sin embargo, cada uno de ellos seguían temiéndole a los fantasmas o las alturas, la única diferencia es que mi gran miedo no era el más común, pero estoy segura de que no solo era yo quien le temía a esas cosas tan particulares; lo que sucede es que la gente llega a reprimirse por pasar como distinto, porque nunca somos completamente altruistas y es difícil integrar a alguien fuera del colectivo propio. Hay una realidad que sintetiza todo y significa el obstáculo que nos separa: las personas son egoístas.

Lo que miden tus palabras no siempre es lo que el resto quiere escuchar, sino lo que mueres por expresar.

Somos un montón de egocéntricos, actuamos esperando beneficios para nosotros por el inevitable deseo de vivir, crecer o disfrutar nuestras necesidades y decisiones, lo que nos hace olvidar el resto.

Qué impotencia ser parte de ese mecanismo de defensa que nos impide llegar a la paz y al amor sin que éstos sean parcialmente superficiales; puesto a que si consigues el cariño de alguien más, entonces ahora eres parte de su egoísmo. Defienden lo suyo sin poder defenderse de lo que pertenece a los demás, y estamos completamente alejados de los asuntos ajenos simplemente al no poder proyectarnos. Las instituciones intentan inculcarnos empatía, para tratar de mantener el orden, pero si hacemos una obra buena es pensando principalmente en nuestra tranquilidad mental, porque somos capaces de dar lo que nos sobra y ellos se acercan buscando conseguir algo de tí. Todos nos mentimos los unos a los otros, y lo peor es que creemos que así está mejor.

Al final terminamos solos, únicamente con nuestra propia compañía, nuestros miedos y todas las inseguridades que obtuvimos del egocentrismo de las personas.

¿Está bien robarle al banco? Claro, porque primero te han robado a tí, solo quieres lo tuyo.

Entre más poder consigas es más probable que pierdas tus valores, y en un puesto alto como directivo no piensas primero en el bien común si no lo piden, siempre estarías priorizando tus necesidades y placeres porque buscas obtener algo a cambio. ¿Y todo para qué? Si el egoísmo de los demás hará que quieran lo suyo.

Es parte de nosotros, pero los extremos son una mierda que ha traído la incertidumbre de los errores que corrompen al mundo, lo que quedará guardado al menos que dejemos de construir paredes sobre las nubes obscuras, ¿cómo solucionarás tu egoísmo?

¿Cómo lo haré yo?

Se trata de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora