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Kai

Había intentado hablar con Kamijo ni bien había llegado al noticiero, el maldito me evitó durante toda la mañana. Yo estaba que me llevaba el carajo, no había dormido nada, no sólo por la estúpida carrera, sino por culpa de Akira, ¿de dónde había sacado esa idea absurda que yo le había dicho a Kamijo nuestra historia? Eso no era ni de cerca lo más frustrante, era que el idiota le había creído. Estaba sacando humo por las orejas de tan enojado que me sentía, ¿de verdad mi pareja me conocía tan poco que creía que pondría mi carrera frente a todo demás? Si hubiera sido otra situación hasta me hubiera reído de lo bien que era aparentando que me gustaba lo que hacía.

Cuando el programa terminó, nuevamente traté de buscar al imbécil del conductor, sin éxito; podría haber destrozado la sala de espera. Tal vez grité un par de veces, puesto que Sujk entró poco minutos después con cara de preocupación. Yo tenía en la mano la jarra de la cafetera que de no haber sido por su intromisión hubiera terminado hecha añicos en el piso.

—¿Estás bien? —Dijo cerrando la puerta detrás de él.

Dejé la jarra sobre la barra con fuerza, me revolví el cabello—. Sí, no, sí, argh —giré los ojos.

—¿Qué hizo Akira esta vez? —se cruzó de brazos recargándose en la puerta para que nadie entrara.

Puse las manos en la cintura sin evitar sonreír, Sujk me conocía demasiado bien, incluso si no sabía todo lo que en realidad estaba pasando o había pasado, en todo caso.

—¿Te sirve si te digo que no sólo fue Akira? —Contesté mirando al techo tratando de evitar soltarme a llorar.

—¿Qué pasó? —Se me acercó poniendo su mano sobre mi espalda y dirigiéndome al pequeño sillón gris al fondo de la sala—. Creo que nunca te había visto así.

Nos sentamos de inmediato, me quedé en la orilla del sillón con las manos en las rodillas—. Porque no me sentía así desde que tenía dieciocho —confesé derrotado—. Dieciocho, ¿te das cuenta? Uno pensaría que después de tantos años con él, ya me conocía. Después de todo lo que pasamos, nuestra relación sería más fuerte que un simple rumor.

—Kai, no te entiendo.

Suspiré, nunca le había contado nada a nadie sobre lo que había pasado con Gackt y con Mana, sobre los autos o las carreras. Sin embargo necesitaba desahogarme, necesitaba hablar con alguien que no fuera ninguno de los involucrados, que no creyera conocer a Akira o a mi. Sentía que si no lo hacía terminaría por estallar y la ultima vez que eso había pasado, había terminado por irme a los golpes con Reita en el baño de un hospital; ese recuerdo parecía ser de mil años atrás.

—¿Tiene que ver con lo que anda diciendo Kamijo? —Me preguntó, con aquello captó mi atención pues no sabía a lo que se refería. Sujk se acomodó mejor en el sillón—. Se ha encargado de decirle a todo el mundo que tienes que ver con Mana y que quieres robarle la historia.

Lo miré sin poder creerlo, ¿qué le pasaba a ese tipo? Estaba tratando de que me mataran, eso era seguro, porque nadie podía ser tan estúpido. Recargué los codos en las rodillas y cubrí mi rostro con mis manos mientras negaba efusivamente.

—Robarle la historia, ni siquiera sabe la mitad de la maldita historia —grité finalmente.

Sujk abrió los ojos sorprendido—. ¿Hablas en serio? ¿Sabes algo? —se acercó a mi—. Es decir, no me cuentes, si no quieres, solo que...

Masajeé mi sien—. Fue hace mucho tiempo, por una serie de decisiones equivocadas terminamos por trabajar para un tipo llamado Gackt, un amigo muy cercano de Mana —expliqué rindiéndome—. Apenas éramos unos niños, fue horrible. Sin embargo, por algunas circunstancias logramos llegar a un acuerdo con la policía y los únicos que tuvieron que testificar en contra de Mana, fueron Akira y dos amigos más. Todos los demás involucrados fuimos liberados sin culpa ni registro —Sujk me miraba atentamente sin poder creer lo que estaba escuchando—. Ahora el tipo escapó de la cárcel y quiere matarnos —sonreí ante lo absurdo que eso sonaba—. Y el idiota de Kamijo va y grita a los cuatro vientos que tengo algo que ver. Jamás en la vida le diría algo solo por una historia, no algo tan importante como eso, ¿lo sabes, verdad? —Le pregunté preocupado.

2Fast, 2Beautiful [The Gazette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora