Prologo

98 15 12
                                    

No se si les pase esto a todos pero yo siempre me he sentido encerrada en algun universo paralelo.

Supongo que decir esto bajo las influencias de alucinogenos como la heroina le quita dramatismo y sentimentalismo a todo lo anterior.

Pero no suele importarme, en este momento me siento en las nubes y estoy disfrutando de las distorciones visuales que me provoca la droga, el como logra sacarme de mi realidad es algo muy cabrón.

Todo comienza por el simple hecho de ser una drogadicta.

Solo les dire que esto podria ser llamado: Las historias y tragedias de una pendeja.
Pero no, sera mas como la antologia de una drogadicta, ¿por qué? Por que suena mas elegante y eso es lo que soy.

No tengo mucho por decir, si tal vez les caigo mal o me terminan amando, sinceramente no me importa, yo solo quiero que una persona me ame pero esta solo ve en mi una hermana. 

Estoy en medio del bosque con la noche ya casi cayendo, pero estoy apunto de terminar lo que comence.

Lista para poder regresar a el covento y terminar mis pendientes de huerfana.

Volviendo a los momentos placenteros, esta chica esta gritando como si la estuvieran matando, ¿lo estoy haciendo?, no estoy segura, ¿alguien puede morir por un orgasmo extremo?

No lo creo, pero esta chica lo disfruta y yo también, debo admitir que hago un buen trabajo.

-¿Estás bien? -le pregunto una vez que acabo de comerme todos sus fluidos vaginales.

-¡ESTOY DE MARAVILLA!

-Me alegro, ahora retirate-le digo sin ganas.

Ella obecede y comienza a caminar, me doy cuenta de que se detiene.

-¿nos volveremos a ver, cierto?-

-Pues claro, vivimos en el mismo convento de monjas.

-Me refiero a vernos... tu ya sabes- dice y me hace unos ojos medios raros, si entiendo pero quiero oir que lo diga.

-¿A que te refieres? -pregunto ingenua.

-Me refiero a esto -dice y señala todo el area en donde estuve acostada.

-¡Oh! Te refieres a...¿cuando te volvere a lamer el coño?

-Si... -reponde con pena y haciendo gestos super raros.

-Pues veras... no me gusta comer 2 veces el mismo platillo seguido, asi que no. Ve cuentale a tus amigas lo hija de puta que soy, lo mucho que te hice llorar pero tambien lo mucho que te hice gritar.- le digo totalmente seria.

Ella no dice nada y sale corriendo.

Me siento un poco mal por haber hecho eso... No tanto pero es la realidad.

Ahora solo quedo yo y el hermoso lago que tengo en frente, en donde suelo venir cada que me siento triste o simplemente rara.

Claramente no tengo un futuro prometedor, ¡pero vamos! dame un voto de confianza y prometo arreglarlo todo.

Solo dejame decirte que suelo cagarla mucho, ¿si?

Por el momento solo quiero fumar y disfrutar del hermoso paisaje que me brinda esté lugar prohibido.

Antologia de una drogadictaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora