Capítulo 3

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Tras haber llegado a aquel concurrido lugar, ambos conejos lograron divisar de cerca a aquella mujer que Springtrap había percibido a lo lejos. Momentos más tarde, estando mucho más cerca de donde se encontraba ella, se ocultaron entre la multitud personas que transitaban el lugar; ella era una mujer de cabello rubio y tez pálida, y le dirigía la palabra a aquellos transeúntes que caminaban cerca de ella, aunque algunos le ignoraban.

—¿Quién sabría decirme? —decía suplicante— ¿Dónde está ese bárbaro? Aquel bárbaro al que amé, para deshonra mía ¡ese maldito que faltó a sus promesas! —se notaba muy enojada. En lo que ella hablaba, Springtrap y Bonnie espiaban guardando su distancia—. Si encuentro a ese maldito y no vuelve a mi, ¡Le daré una muerte espantosa y le arrancaré el corazón!

—¿Has oído? —dijo Springtrap a su acompañante sin apartar su mirada de la rubia—. Esa hermosa mujer fue abandonada por su galán ¡pobrecilla! Tratare de consolar su corazón.

—Pero así ya has consolado a mil ochocientas —agregó Bonnie abriendo una libreta mientras Springtrap se acercaba a la dama.

—Señorita, señorita —dijo en una pequeña melodía mientras se acercaba a la mujer por detrás.

—¿Quien eres? —preguntó la rubia dandose la vuelta para observar a quien la llamaba.

—¡Qué veo! —pensó Bonnie tras finalmente observar el rostro de la solitaria mujer, para después leer rápidamente la libreta— ¡Oh Dios! Es Chica —agregó a sus pensamientos mientras se alejaba con cuidado de la escena.

—¡Springtrap! —exclamó Chica, reconociendo ante ella al mismo hombre que había estado buscando— ¡Aquí estás! —vociferó mientras empujaba a Springtrap y lo miraba molesta— ¡Eres un monstruo, mujeriego, pozo de engaños, idiota!

—¡Hermosos Títulos! Se ve que le conoce bien —decía Bonnie para sí, mirando como Chica le pegaba a su jefe con un palo.

—Querida —dijo Springtrap titubeante—, calmad vuestra cólera, por favor... —visiblemente estaba nervioso, ya que no esperaba reencontrarse con alguno de sus amores— ¡Escucha por favor! Déjame hablar.

—¿Que puedes decir después de abandonarme? Entras furtivamente a mi casa, con artes, juramentos y regalos, para así seducir mi corazón —recordaba Chica lamentada sin dejar de golpearle—. Me enamoré y te ame... incluso llegaste a decirme que yo era tu esposa, pero después faltaste a las leyes sagradas, ¡después de tres días te marchaste de Burgos! —al finalizar la frase, igualmente detuvo sus golpes.

—¡Habla igualito que un libro! —comentó para sí Bonnie entre sollozos leyendo la libreta.

—En cuanto a eso... —se atrevió a hablar Springtrap, notandola más calmada—... tenía mis razones, ¿verdad? —miró a su compañero.

—Es verdad y son muy poderosas esas razones —contestó este.

—¿Y cuáles son esas tan poderosas razones, sino tu perfidia y tu ligereza?, más el justo Dios quiso que te encontrara, para consumar su venganza y la mía —decía tratando se alejarse mientras Springtrap la seguía.

—Vamos, se más razonable, si no creéis en mis palabras, creed en este caballero —le dijo Springtrap, y seguidamente señaló a Bonnie.

—Menos la verdad —susurró el pelimorado.

—Cuéntale.

—¿Y que le digo? —contestó aún susurrando para sí mismo, sin saber que decir.

—¡Si, si! ¡Cuéntaselo todo! —decía el conejo dorado, alejandose del lugar dejando solos a Chica y a Bonnie, para que éste último se encargara del asunto.

—¿Y bien? —ella miró a Bonnie seriamente, Chica se veía impaciente y aún con algo de enojo— date prisa.

—Señora, ciertamente en este mundo, como quiera que sea... que el cuadrado no es redondo —contestó para salir del paso retrocediendo lentamente de ahí.

—¡Idiota! ¿Te estás burlando de mi dolor? —exclamó molesta, y tras buscar con la mirada a Sprigtrap, notó que este ya había escapado— ¡Cielos, el infame ha huido!

—Tranquila, deja que se vaya, no merece que penséis en él.

—¡Pero el muy canalla me engaño! —volvió a su voz aquella melacolía— Me traicionó...

—Consolaos, —dijo Bonnie con tranquilidad para consolarla— Vos no habéis sido y no seréis ni la primera ni la última —sacó poco a poco su libreta, mientras Chica lo miraba—. Esta lista —sacudió la libreta en el aire—, no es pequeña... está repleta de los nombres de sus amantes —suspiró cansado—. Cada ciudad, cada pueblo, cada país —contó— ¡es testigo!.. de sus conquistas femeninas.
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Bueno, y ese ha sido el capítulo de hoy, espero que les haya gustado, pero antes de irme díganme:

¿Que les pareció el capítulo?

¿Que creen que pase en el siguiente capítulo?

Bueno, nos vemos en tres o cuatro días, mis queridos lectores y lectoras, sin más que decir, me despido.

Don Giovanni (FNaF) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora