Chapter Four

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CAPÍTULO CUATRO
❝ ESTHER MIKAELSON ❞

Se despertó de golpe en medio de una cripta que estaba en uno de los tres cementerios que tenía New Orleans

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Se despertó de golpe en medio de una cripta que estaba en uno de los tres cementerios que tenía New Orleans. Su cabeza dolía. Su garganta ardía. Y el miedo la empezó a invadir al recodar lo que había sucedido y el cómo había llegado ahí.

—Despertaste. Me alegro.—Se sobresaltó al escuchar nuevamente esa voz áspera en la esquina de la cripta.

Cuando la mujer morena dio un paso al frente ella retrocedió, dándose cuenta que su tobillo estaba amarrado a una cadena que estaba pegada al cemento. En verdad estaba secuestrada.

—Eres ella. Eres Esther, la madre de Elijah y Klaus.—Salió de su boca con temor. Quería tener esa fachada dura y fría que ella solía tener en momentos fuertes, pero algo como esto la sobrepasaba por completo.

—Y la abuela de ese bebé que llevas en tu vientre.

Jane tragó duramente al escucharla. Lo sabía, era obvio que se enteraría tarde o temprano. Ya entendía el por que estaba en esa situación.

—No se que tienes planeado hacer conmigo, pero te juro que te asesinaré con mis propias manos si pretendes dañar a mi bebé.—Su nuevo lado maternal la ayudaba a mantenerse fuerte hasta que los Mikaelson la encontraran.

Solo esperaba que si lo hicieran. Quería salir viva de esto.

—Oh, tranquila, querida. No pretendo hacerte daño.—La mujer se acerco hasta dejar un planto de frutos rojos frente suyo.—Has estado aquí durante 4 horas, de seguro estás hambrienta.

Miró con disgusto el plato de frutas, no comería nada de lo que esa mujer le diera. Ni aunque se estuviera muriendo de hambre.

—¿Entonces por que aparecer así de la nada? ¿Por que secuestrarme?

—Bien. De acuerdo. Probablemente si quería hacerte un poco de daño, pero no es nada personal.—Bufó la mujer.—Pero aunque quisiera hacerlo, no puedo. Después de todo, amo a mis hijos, amo a Elijah y le darás algo que siempre ha querido así que no puedo ser tan mala madre como para arrebatárselo de esa manera.

Jane tembló pero elevó su mentón para no bajar su mirada por el miedo que sentía. Al menos había sido directa, pero eso solo había ocasionado que su nerviosismo aumentara.

—¿Entonces que quieres? ¿Por que me trajiste aquí?—Quería saber. Una bruja así de poderosa no solo la tomaba y ya sin una buena razón.

Una sonrisa agria apareció en los labios de la mujer morena con los brazos cruzados en una manera elegante. Caminó a su alrededor, como si lo inspeccionara de pies a cabeza.

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