Capítulo 4

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Athena

Cuando desperté lo primero que hice fue llevar una mano a mi cabeza dolorida, era como si miles de tambores resonaran en ella; efecto producida por esa droga. Una vez que me puse de pie miré atentamente el lugar donde me encontraba, las paredes de la habitación eran de un color grisáceo y marfil; la sábanas eran de seda negra y el edredón estaba cubierta de pieles; los muebles y la decoración eran de estilo barroco en donde cada rincón gritaba dinero y lujo. Tan solo el reloj de arena que adornaba la cómoda debía costar más que mi propio departamento.

Al estar rodeada de semejantes lujos una idea cruzó mi mente. Había sido secuestrada por la mafia.

Me siento en el borde la cama tratando de mantener la calma; sin embargo, la incógnita de lo que podrían hacerme me estaba consumiendo. Después de todo soy agente del FBI y tengo un largo listado de los criminales que están en mi prisión por mi culpa y con ellos tenía también una larga lista de enemigos, así que, si me quisieran muerta ¿por qué molestarse y traerme a una lujosa habitación como esta?

Sin tener ningún éxito, paso mis manos por mi cabello, debía avisar al cuartel y a Logan. Ellos debían saber sobre mi paradero; sin embargo, la cruda realidad me frenó cuando me percato de que mi celular ya no estaba conmigo, así que, no tenía ningún sistema de rastreo. Me pongo de pie y me dirigí a la puerta, estoy segura de que si armo un escándalo tal vez pueda ver al imbécil que me trajo aquí, estaba decidida. Tomo el pomo de la puerta, pero para mi sorpresa este no tenía llave.

¿Coincidencia o simple suerte?

No creo que ningún criminal haya pasado por alto dejar sin llave la puerta de su rehén. Corro por los pasillos buscando una salida, pero como era de esperarse el lugar era totalmente enorme en donde cada salón te conducía a otro totalmente diferente al anterior, comienzo a entrar e pánico al no encontrar salida; sin embargo, no debía alterarme, después de todo era una suerte que el lugar estuviera despejado cuando me encontraba totalmente desarmada.

—¿Estás perdida? —Una voz masculina me interceptó.

Él era alto y de piel morena, su cabello rizado estaba peinado hacia atrás, solo bastó una mirada para deducir que este hombre conformaba parte de la seguridad de esta casa. Ese traje color negro se amoldaba perfectamente a su musculoso cuerpo, pero mis ojos no se detuvieron a admirar la impecable apariencia de ese hombre, no, lo que llamó mi atención fue el revólver que sostenía en su mano derecha.

—Exijo ver a su jefe. —Hablo con determinación tratando que mi voz no se quebrara en el intento.

—Será un placer —su sonrisa me provocaba un atisbo de miedo, pero por supuesto no demostré. —El señor la está esperando.

Él me toma del codo conduciéndome a la habitación continua que para mi sorpresa era una especie de replica del Taj Mahal. Los suelos estaban adornados con alfombras con estampados hindúes de color carmesí y dorado, del techo colgaba una enorme araña con pequeños cristales y justo en frente había un pequeño estanque. Un lugar precioso. Me sentía dentro del cuento de las mil y una noches.

—Impresionante ¿no lo crees? —Justo en uno de los pilares él me miraba con atención.

Vestía unos vaqueros sencillos color gris y una sencilla camisa blanca remangada hasta los codos y que apenas estaba abotonada puesto que dejaba a la vista gran parte de su torso desnudo y un visible tatuaje con un extraño símbolo ¿dónde había visto esa imagen antes? Le resto importancia y lo seguí mirando, en una de sus manos sostenía un vaso con un líquido ambarino. Lo observé dar un trago para después acercarse hacia mí. Cuando él estuvo a tan solo unos pasos cerca y la penumbra dejó de ser su disfraz lo reconocí.

—Nader Eljal. —Su nombre brota de mis labios como si estuviesen programados para mencionar su nombre. Ese era nombre que me había estado atormentando los últimos meses.

—Gracias Kaim, puedes irte —el hombre que me tomaba del brazo desapareció no sin antes cerrar la puerta, obstruyendo mi única salida —veo que me recuerdas. —Una sonrisa adorna sus labios antes de dar otro sorbo a su bebida.

—¿Cómo no hacerlo? —Espeto —homicidio, tráfico de armas, narcotráfico, venta de sustancias ilícitas y recientemente secuestro. La lista continúa. —Él arquea una ceja y llevó un dedo a esta mientras reía ¿de que mierda se ríe?

—Sabes, así no planeaba que fuera nuestro reencuentro —Nader deja el vaso- ahora vacío- sobre la pequeña mesa de marfil que que adornaba el centro del salón —mientras estabas inconsciente estuve pensando las palabras adecuadas cuando nos viéramos por primera vez; sin embargo, me has robado las palabras de la boca agente Brookes. —Muerdo mi labio inferior cuando él mencionó mi nombre —¿sorprendida? No eres la única que tiene el pasatiempo de ser stalker, al igual que tú sabes cosas sobre mí, yo también sé cosas sobre ti.

—¿Por qué me has traído aquí? —Mi paciencia había llegado al límite, así que, exigí saber la razón por la que me había secuestrado. —Si piensas matarme hazlo de una buena vez.

—Tú y tu extraña obsesión por querer que te maten ¿tanto quieres morir? —Nader me mira como si mis palabras fueran absurdas y yo patética —recuerdo que la primera vez que nos vimos hace diez años dijiste lo mismo. —Él deja de mirar la luz que se reflejaba en el estanque para mirarme a mí. —Solo que en ese tiempo solías usar flequillo y tu cabello era color marrón —una de sus manos apartaron un mechón de mi cabello rubio como un gesto de ¿caballerosidad? ¿amabilidad? Había tenido suficiente así que aparté su mano de un solo golpe.

—Yo también te recuerdo —mis dientes estaban apretados tratando de contener la ira. —En ese tiempo eras un vil ser repugnante tal y como eres ahora. Las cosas no parecen cambiar para ti ¿verdad? —Mis palabras parecieron molestarle porque pude notar como una vena de su frente resaltaba debido a su enojo.

Nader tomó mis muñecas atrayéndome hacia él dejándome atrapada entre su cuerpo y sus brazos que al mismo tiempo comenzaba a hacerme daño. Había molestado a la bestia.

—¡Suéltame maldito imbécil! —Grito al mismo tiempo que trataba de soltarme de su agarre; sin embargo, solo lograba hacerme más daño. El hombre llamado Kaim irrumpe en la habitación junto a dos hombres más, los tres tenían un arma en la mano dispuestos a disparar; al percatarse de la situación, Nader levanta una mano haciendo que sus hombres retrocedieran.

—Me considero una persona paciente —susurra cerca de mis labios. —Pero no te atrevas a romper esa virtud o de lo contrario pagarás las consecuencias. —Me suelta.

—Supongo que no me has traído aquí para amenazarme. —Digo al mismo tiempo que masajeaba mis muñecas.

—En eso tienes razón, preciosa —Nader toma una botella de la mesa de marfil y sirve nuevamente un nuevo trago. —La razón por la que estás aquí es porque estoy interesado en ti —mi cuerpo se tensó al escucharlo. —Tengo un negocio que proponerte agente Brookes. 

Juego de la mafia © [J.D.L.M #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora