Nader
Ellos me miraban inexpresivos, sus manos se encontraban sobre la mesa incapaz de hacer algún movimiento. Al parecer no eran tan estúpidos como aparentaban, ellos sabían lo que les convenía y eso era vender sus acciones o meter una bala en su trasero, claro está que vender es la mejor opción.
—¿Y bien señores? —El sonido de mis palmas chocando resonó en sala de reuniones.
—Es imposible que vendamos. —Habló Peter, debía reconocer que el hombre tenía pelotas para hablarme de esa manera.
—Aplaudo tu valentía Peter —digo con una sonrisa —Ahora vuelve a repetir lo mismo, pero con una bala en la garganta. —Él no tuvo tiempo de reaccionar porque tenía un arma justo dentro de su boca.
Peter comenzó a hacer ruidos extraños debido a que el cañón de mi arma le estaba obstruyendo el aire provocando que hicieran extraños sonidos y agitara las manos con desesperación.
—¿Qué dices? Lo siento Peter, pero no entiendo si hablas con la boca llena —fue entonces cuando saqué el arma de su boca. —Bien ¿qué dicen los demás? ¿Están dentro? —Bufo al no tener respuesta; me molestaba que ahora no se atrevieran a mirarme.
La razón por la que me encontraba en este insípido lugar era por una cuestión de negocios, solo eso. Habían pasado unos meses desde que la regresé a Los Ángeles debido a que mis negocios se habían visto afectados gracias a un bastardo hijo de puta llamado Cedric Hayes. El muy imbécil había estado saboteando cada uno de mis negocios además de estar traficando en mi territorio, por supuesto interviene y la mejor manera era meterle una bala por el culo; sin embargo, al ser un hombre de cuidado decidí no actuar solo y pedir ayuda de mi querido hermano Malek.
Habían pasado nueve años desde que nos separamos, nueve años en los que Malek dejó en claro que no quería saber nada de mí debido a que como todo niño bueno decidió convertirse en abogado dándole la espalda a su familia y a la mafia; sin embargo, no estaba dispuesto a aceptar un no por respuesta, así que, a cambio de recibir su ayuda lo amenacé con arrebatarle lo que más quería y eso era una hermosa mujer llamada Franccesca Trembley. Jamás me hubiera atrevido a lastimar a la mujer de mi hermano, solo fueron simples palabras para hacerlo cooperar, así que, lo hicimos a su modo y esa fue la peor estupidez que pude haber hecho. Con la ayuda de su chica, Malek logró echar a perder los negocios de Cedric provocando que la policía fuera tras de él ¿y cómo terminó todo? El bastardo de Cedric secuestró a mi querida cuñadita.
En un ataque de locura mi estúpido hermano quiso trabajar como consultor del FBI para recuperar a Francesca y por supuesto no iba a dejar que la policía se viera involucrada en mis negocios, así que, yo mismo me ofrecí para traer de vuelta a esa mujer que solo era una molestia en el culo. Durante todo este tiempo estuve atento al paradero de Cedric sin tener resultados o eso era hasta esta semana cuando descubrí que el bastardo se estaba moviendo precisamente en Los Ángeles y no en Nueva York como había pensado. Los Ángeles es una ciudad llena de todo menos de ángeles, en dónde los centros nocturnos son el camino para conocer los pasos de alguien y ventilar sus secretos, es por ello que estoy aquí.
Yo Nader Eljal estoy a punto de comprar los mejores clubes nocturnos de toda la ciudad para encontrar a Cedric Hayes.
—¿Y bien? No escucho su respuesta —tomo asiento y miro mi Rolex. —Tick, tock, tick, tock. Por favor no me hagan perder el tiempo porque cada segundo que pase los archivos que están frente a ustedes serán revelados.
Mi método de trabajo es simple siempre tengo un as bajo la manga, no solo uso las armas para obtener lo que quiero sino que también me inclino por perturbar la mente de quienes osan meterse conmigo. Las personas frente a mí, si es que se les puede llamar personas, tienen los más oscuros secretos que jamás haya visto. Estaba asqueado.
—¿Y yo soy el malo? —Digo con ironía —todos ustedes miembros de la crema y nata de la sociedad no son más que unos hipócritas —chasqueo los dedos y en menos de unos segundos Kaim, mi guardaespaldas puso en mi mano una de las tres carpetas que había en la mesa —señora Baxton, vaya, vaya mire lo que tenemos aquí. Consumo se sustancias e infidelidad —chasqueo la lengua —¿su esposo sabe que cada que él sale de viaje usted comparte su cama con un hombre diferente? —La señora Baxton se puso rígida cuando le mostré las fotos con cada uno de sus amantes, como si no quisiera que nadie supiera que era toda una zorra. Hice a un lado su expediente y Kaim puso otro en mi mano. —Cole Rivers —el mencionado me mira asustado — Dueño del mejor club de Los Ángeles y muy respetado por sus obras de caridad a los niños huérfanos, pero acaso alguien sabe que esos niños que tanto ayuda son violados por usted —de todas estas escorias este era el que me daba más asco. —Y por último tenemos a Peter Fleming cliente VIP del mercado negro e infidelidad. —Peter palidece cuando mostré una USB, en ella había una cantidad considerable de vídeos en dónde tenía relaciones con sus amantes.
Ninguno se atrevió a mirar si quiera, después de todo yo conocía aquello que deseaban ocultar.
—La lista es larga caballeros —hablo. —Con gusto seguiría toda la noche; sin embargo, no tengo tiempo, así que, les sugiero que sino quieren que todo esto salga a la luz será mejor que hagan negocios conmigo.
Esas palabras bastaron para que todos ellos firmaran, ahora me había convertido en dueño de tres de los mejores clubes de Los Ángeles, mi imperio estaba creciendo cada día y con suerte tendría ojos por todos lados; solo era cuestión de tiempo para atrapar a la rata de Cedric.
[...]
Una vez dentro del auto me limito a mirar por la ventana y una vez que Kaim se puso en marcha. La pantalla de mi iPhone se iluminó con el nombre de Malek, cuando vi su nombre solo me limité a soltar un bufido; solo espero que no haya cometido alguna estupidez.
«¿Has encontrado algo?»
Escribió.
Decido ignorar su mensaje. No me gustaba que cuestionaran a cada momento mi trabajo, sabía que esa mujer era importante para él y sabía que yo me había ofrecido para recuperarla; sin embargo, eso no le daba el derecho de molestarme cada puto segundo.
Arrojé mi iPhone justo a un lado cuando una nuevo mensaje llegó, creí que se trataba de Malek nuevamente, pero me equivoqué.
Recibí una foto en dónde una mujer rubia salía de la estación de policía.
«Síganla, ya saben que hacer»
Escribo.
Sonreí de lado cuando mi plan había comenzado a ponerse en acción.
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Juego de la mafia © [J.D.L.M #3]
Genç KurguAthena Brookes Es inteligente, extrovertida y estratégica, ella posee lo que toda agente del FBI debe tener. Es la mejor en su trabajo y ahora gracias a sus habilidades Athena ha sido asignada para trabajar en un caso que podrá hacer que su carrera...