FIN

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Dolor

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Dolor.

El dolor es una experiencia emocional desagradable.

El dolor es parecido a las estrellas, de lejos parecen casi inexistentes, pero en el núcleo llevan caos.

La luz del lugar volvió, pero todo pasó muy rápido frente a mis ojos. Alexa no estaba. Asher tampoco. Ames Nicolas estaba inerte en el suelo con tres balas que habían atravesado su pecho. Hyo Min estaba pegado a la pared con una herida en alguna parte del tórax, la sangre brotaba deliberadamente mientras intentaba detenerla torpemente.

La señora Hudson corrió abrazar a su pequeña. Mi estómago se contrajo al ver que el asiático estaba en una lucha, el rojo comenzó a teñir su traje blanco.

Hyo Min me observó fijamente y el dolor en mi pecho comenzó a extenderse, negué con los ojos empañados, las manos del asiático se juntaron débilmente en la herida que llevaba ardiendo en el abdomen.

—No, no—negué corriendo hacia él, no podía pasar esto. Él tenía que tener una excelente vida, yo quería darle la oportunidad de lo que le fue arrebatado—. Llamaré al hospital, debe haber un teléfono aquí.

La voz de Hyo Min resonó con desconsuelo en mis oídos, en un hilo casi inaudible: —Está bien, bombón.

—¡Nada está bien! —las lágrimas en mis ojos me empañaban la vista, el asiático levanto su mano y limpió mi rostro con cuidado, dejó unos segundos su mano en mi mejilla y sonrió—. No se te ocurra irte, Hyo Min, ni lo pienses.

Jamás me había invadido una desesperación frente alguien que podía salvarle la vida y no podía. Había jurado que jamás me dolería algo, pero, justo ahora un dolor quemaba mi interior.

—Ha sido un honor haberte conocido, bombón. Tuve una segunda vida increíble, más que la primera, gracias—no dejaba de llorar y ya no podía hacer nada—. Ahora solo venga mi muerte.

—Lo haré, pero, por favor...

Hyo Min negó con lentitud y una lágrima resbaló por su rostro.

—Bombón—las palabras ya salían con dificultad y comenzaba a perder color.

—No morirás, iremos al hospital y todo...

—Bombón—habló arrastrando la lengua—ya es hora. Estoy listo, dile a Evander que lo veré en la siguiente vida.

Negué con la cabeza sosteniendo su rostro, pensé en todos esos momentos en los que Hyo Min me había cuidado, en sus respuestas estúpidas y en la forma en la que iba por la vida, sonriendo y buscando a una asesina que no tenía ni el más mínimo arrepentimiento. No podía morir así.

EL ASESINATO DE EVANDER ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora