XXXIII

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Las mentiras suelen dejar marcas en las personas, ya sea que alguien te haya lastimado o seas tú quien las dice

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Las mentiras suelen dejar marcas en las personas, ya sea que alguien te haya lastimado o seas tú quien las dice. El arte de mentir es tan hechizante, que no ves las redes mortales que creas, porque al final del día, tú también crees en lo que sale de tu boca.

Al final también crees en tus mentiras.

Las horas trascurrieron lentas, la señora Hudson no había despertado, me sentía muy cansada pero no podía cerrar los ojos. Las notas, las muertes, las escenas del crimen, todo, me abrumaba.

El recuerdo de la mirada grisácea de Evander, sus sonrisas y la forma en la que me veía, todo hizo que mi corazón lastimado se agrietara dejándome un nudo en la garganta.

¿Cuántas lágrimas tienes que derramar para que ya no te duela?

Toda la habitación estaba oscura, el aire era perfecto, pasaban de las tres de la mañana cuando mis ojos comenzaron a cerrarse poco a poco.

La luz de la mañana me pegó de golpe y sin compasión, el reloj de mesa apenas marcaba las ocho de la mañana, las voces susurrantes provenientes al pasillo me hicieron acercarme. Tras la puerta semi abierta vi dos figuras, una era de Adam Firtz quién tenía el entrecejo fruncido y la mirada fija en la señora Hudson, el frío del piso calaba mis pies desnudos haciéndome estar en puntillas.

—Ya te lo dije, Adam—dijo en un tono amenazador y lleno de autoridad, la vena en el cuello del moreno se remarcó ante la postura hostil de la rubia.

—Soy quien está a cargo de la investigación—protestó Adam inmediatamente, el tono en sus palabras fue casi el mismo que el de la rubia—yo decido si busco o no a tu hijo.

Dejé de respirar un poco cuando Adam mencionó a su hijo.

—¡Esto es asunto mío! —atacó nuevamente—no dejaré que lo mates, no sin antes conocerlo. No sabes de lo que soy...

Esas palabras hicieron retroceder al moreno, esa última frase empeoró toda la investigación, fue entonces cuando el agente explotó:

—¡¿Crees que no sé qué asesinaste al padre de ese niño?! ¿Crees que soy incompetente? No es así, está es mi investigación y trataré al criminal como lo que es—frunció los labios en una delgada línea—sé que no hubo suficientes pruebas pero lo hiciste para poder casarte con Sebastian Hudson.

Eleanor Hudson se quedó paralizada y lo siguiente que hizo pareció no sorprender al moreno, la bofetada que la rubia le proporcionó hizo que el agente curvara sus labios en una gélida y retadora sonrisa.

—No sé de qué hablas—repuso retomando su postura, era la primera vez que veía a la madre de Evander comportarse así.

EL ASESINATO DE EVANDER ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora