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No me gustaba este sentimiento de esperanza

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No me gustaba este sentimiento de esperanza. Ese color de ojos profundo, su cabello desordenado, esa forma en la que sonreía.

Tuve que repetirme que solo era un juego. No es real. No es real.

Llevaba una barba de tres días, parecía que cargaba una bolsa de suministros médicos, llevaba un abrigo negro que conocía a la perfección, y frente a él la camioneta que había visto infinidad de veces. Realmente era él, parecía más maduro pero sin duda se trataba de él.

En la esquina de la fotografía estaba escrita la hora, el día; solo había pasado un día y el asiático que conocía estaba frente a él sonriendo como quien pasa saludando sin conocer.

El estómago se me revolvió, las náuseas amenazaron con vomitar en cualquier momento, me sentía asqueada y sumamente nerviosa. Mi interior se llenó de ira, porque odiaba las situaciones así, las que no podía entender, las que no tenían una explicación lógica y racional.

Una nueva ola de dudas golpeó mi rostro, el corazón me latía rapidísimo pero no di crédito a lo que mis ojos veían, probablemente solo era otra broma sin gracia del asesino, solo un fotomontaje.

Adam volvió, golpeando la puerta y diciendo su nombre para que me sintiera segura al abrir, el sol comenzaba a ocultarse.

Al ver su rostro me percaté de que tampoco traía consigo buenas noticias, sus ojos negros, profundos, estaban opacos, ojerosos y la chispa de entusiasmo se había esfumado, este era un agente con la verdad en las manos.

—¿Estás bien? —cuestioné.

—Creo que Evander nos engañó—soltó de inmediato en cuanto callé, tragó saliva—no de la forma que crees.

—¿No me digas es el asesino? —respondí irónica mientras nos adentrábamos al interior de la sala de estar.

—Hablo enserio, Isla—mi nombre se escuchó extraño, como cuando papá intentaba hablarme con seriedad sin sonar tajante—Hyo Min sigue vivo.

Eso no era impresionante, lo sabía.

—...

—Se supone que cuando el asesino muera, su víctima regresará a la muerte.

—¿Qué estás intentando decir? —fue lo único que pude decir, perpleja y con el estómago a punto de reventar.

—Que Evander no mato a Hyo Min como nos hizo creer—se detuvo buscando alguna respuesta de mi parte—, el asesino no es él.

Algo en mí siempre lo supo, era lógico pensar en la inocencia del castaño, esos amargos pensamientos me obligaron a cerrar los ojos para alejarlos hasta recobrar la postura, me refugie en mi interior, si Hyo Min ocultaba algo lo descubriría.

—Creo que Asher está vivo—solté lo más rápido que pude, se escuchó como un murmullo pero fue suficiente entendible para Adam.

La mandíbula de Adam Firtz se tensó visiblemente, me examinó buscando una pizca de broma en mí, cuando vio que hablaba más que enserio apretó los labios en una fina y delgada línea.

EL ASESINATO DE EVANDER ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora