VIII

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Permanecí inmóvil, sin decir nada

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Permanecí inmóvil, sin decir nada. Sin duda, debí ponerme muy pálida, cada vez que me topaba con Adam existía una sensación que me helaba hasta el tuétano.

El corazón latía más rápido y la muerte de Asher se repetía en mi mente dejándome un dolor de cabeza, transcurrieron unos segundos antes de que pudiera reunir coraje suficiente para enfrentarlo.

―Ha pasado un poco, desde la última vez que te vi―dije finalmente, observándome con esos ojos cafés que penetraban hasta ver tu más oscuro secreto.

―Y tengo la leve sospecha de que nos veremos a menudo-respondió con la manera intrigante que lo distinguía.

-¿Por qué nos veríamos? -pregunté, fingiendo que no tenía idea del pecado del que era acusada.

―Dímelo tú, Isla Kerr―sugirió―. ¿Qué hacías con Liam Kein saliendo de la morgue?

Tres años atrás cuando nos enteramos de la muerte de Asher, y todos hablaban del fenómeno, la única persona que parecía importarle la situación era Adam, recién se había graduado en ello, pero era realmente bueno.

Era un rasgo que admiraba, aunque justo ahora, me intimidaba.

Adam me evaluaba fijamente, con su mirada hermética y su postura de agente inquebrantable. Adam era mayor que nosotros por seis años, sin embargo, su trabajo lo hacía comportarse como un anciano.

―¿Quieres sentarte?

Adam asintió y se adentró a la sala, los nervios me revolvían el estómago, me flaquearon las rodillas y por un segundo tan pequeño como un parpadeo tuve la ligera idea de decirle que se marchara.

Evander y Alexa nos observaban expectantes, listos para seguir cualquier estupidez que alguno mencionara, el moreno tomó asiento frente a nosotros, al parecer la presencia de quien él creía era Liam en el lugar no pareció sorprenderle en lo más mínimo.

-¿Cuál es la historia? ―cuestionó inclinándose un poco, como si tuviéramos un acuerdo de confidencialidad.

Los tres tuvimos que parpadear un par de veces, para mirarlo fijamente.

-¿Qué historia? ―preguntamos en coro.

Adam nos dio una mirada llena de intriga que al menos a mí, me lleno de inquietud, el moreno cruzó ambas manos y se inclinó ligeramente.

―Vamos a hacer esto más sencillo, justo ahora estoy de vacaciones, por lo que soy un civil más; no me mientan, quiero saber cómo fue que él―hizo un asentimiento de cabeza en dirección a Evander―, regreso de la vida, y los acontecimientos relacionados a eso.

Me incliné de la misma forma que él lo hizo, lo suficiente para inhalar su perfume.

Lamentablemente subestimamos la coeficiencia intelectual del chico, era tan inteligente como nosotros, pero más astuto. Intercambiamos miradas cómplices que iban de la mano con un desasosiego, normalmente en particular las películas de misterio el primer error que cometen es no decirle nada a la policía y ya que Adam estaba asociada a algo parecido, pero, aun mejor, lo razonable y coherente sería comentarle el caso.

EL ASESINATO DE EVANDER ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora