61. Laelía

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Estoy cansada.

Cada parte de mí está decidida a no dar más y, aunque no deseo desfallecer, las lágrimas no dudan en aparecer como un diluvio poco previsto.

Mis manos tiemblan en cuanto limpio mis mejillas. Evito que me escuchen, porque no quiero que lo hagan, nadie entendería, nadie sabría que este sentimiento está acabando conmigo, desde el interior, más grande que el pozo en el que cayó Alicia.

Soltando un sollozo, abrazo mi almohada y observo cómo las cortinas se mueven por la brisa. Pero esta noche... esta noche no cantaré.

Susurros de media noche ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora