41. Laelía

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Al sentir... al sentir... ritmos de la selva... ritmos de la selva...

Canto internamente evitando sonreír por completo porque, ¿quién ha de merecer la verdadera felicidad? ¿Un extraño que canta canciones de Disney al otro lado de mi jardín? ¿Alguien que aparentemente se esfuma de sus problemas entre los cigarros que cuenta cada noche?

Porque si, fue imposible no escucharlo o verlo. No era necesario que lo expresase, no cuando su rostro era el mismo poema de la indecisión, el canto de un alma perdida que buscaba una respuesta donde, simplemente, no se encuentra. 

—Buenas noches.

Sin decir más, desaparezco entre mis cortinas y me acuesto, sabiendo que el siguiente día posiblemente será igual, con la diferencia de que, a media noche, cantaré una nueva canción, con alguien más. 

Susurros de media noche ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora