Chucho Rivas.
Fruncí el ceño mirando la pantalla.
La llamé. Una, dos, tres veces.
En todas mandó a buzón.
¿Será que está ocupada? Pero si hace un momento me envió ese mensaje.
—Chucho, ¿Pasa algo?
Eso mismo me pregunto, amigo.
Miré nuevamente el mensaje y después a Caztro. Negué con la cabeza y apretando los labios, guardé el teléfono en mi bolsillo trasero.
Tal vez se había quedado sin batería y por eso no me contestaba. Podía ser el motivo, pero igual no me convencía del todo. Sentía que había algo más dentro de ese mensaje y no lograba descifrarlo aún.
Seguí a Caztro hasta el estacionamiento. Lo miré de reojo y noté que estaba nervioso, sus ojos buscaban desesperados el auto.
—Bueno, ahora me toca preguntar a mí. ¿Qué es eso tan importante que te tiene así de ansioso?
—Debía recoger unos paquetes que me encargó mi tío hace dos horas y lo olvidé. Me matará si no llego a su casa a las ocho con esos benditos paquetes.
Reí con ironía.— Me parece que hoy andamos de malas.
—Mejor cállate y ayúdame a buscar el auto, no recuerdo en que parte lo estacioné.
Rodé los ojos con gracia.
Unos minutos después, lo encontramos. Para la buena suerte de mi compañero de piso, ya no había mucho tráfico, por lo que iba tarareando las canciones de la radio de lo más tranquilo.
Yo miraba como avanzaba la calle junto al auto por la ventanilla, perdido en mis pensamientos. Recordando lo que me dijo cuándo nos vimos la última vez.
<< Solo amigos. >>
Después de eso, nos quedamos un momento con nuestras frentes unidas, hasta que de un segundo al otro salió por la puerta. Intenté alcanzarla, incluso crucé la segunda calle, pero no había rastro de ella en ningún lado.
Y a pesar de todos mis intentos por evitar la culpa, me sentía demasiado responsable de que practicamente tuvo que huir para no lidiar con la situación.
Yo lo veía como un simple beso, un pequeño arrebato debido a la tensión del momento, porque estaba seguro de que si ella solamente necesitaba un buen amigo a su lado, no dudaría en respetar la decisión que tome. El problema era que, justamente, ninguno estaba dejando claras las cosas.
El día siguiente a la fiesta, ambos esclarecimos nuestras intenciones de crear un vínculo unicamente de amistad, pero luego no aguantabamos ni un segundo cerca porque la nubecita de atracción seguía presente.
En lo personal, yo sí quería intentar algo. Me gustaba demasiado, sería un cobarde al negarlo. Sin embargo, para iniciar algo había que ser mutuo, y a pesar de que llevaba conociendola poco tiempo, sabía que Karol no se encontraba en su mejor momento.
Tener un ataque de ansiedad en el departamento de un chico al que apenas conociste no simbolizaba estabilidad, pero tampoco me atemorizaba, de hecho la volvía más interesante.
Desde mi perspectiva, no era complicado darle una solución a todo este lio, sabía que yo le gustaba y ella a mí, solo teníamos que dejar los juegos, aclarar lo que sentíamos, hablar de lo que verdaderamente queremos entre ambos. Se supone que era el proposito de juntarnos el sábado, pero para terminar de cagarla me mandó ese mensaje.
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Mariposa de Cristal (Editando)
RomanceUna vez, me contaron que las mariposas siempre fueron consideradas frágiles, porque no tienen armas de ataque para protegerse, aparte de su gran belleza y colores. La táctica más común en ellas para cuidarse es el camuflaje, de este modo pueden conf...