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Después de salir de la estación y de estar un rato largo esperando a que no me robasen un taxi, además de prevenir que un charco enorme me mojase la ropa porque un camión había pasado, quizá había visto demasiadas películas.

Por fin, un taxi vacío, corrí y con éxito el conductor me vio, abrió su puerta mientras se levantaba y venía a ayudarme con mi equipaje.

-Hola muchas gracias- digo yo mientras le doy mi maleta, es un señor agradable, unos cincuenta años más o menos.

Después de guardarlo en el maletero, me coloco en la parte trasera del taxi, le digo mi dirección y empezamos el trayecto.

-¿Vienes a mudarte?- me pregunta cuando ya llevamos un rato en la carretera.

Me sorprende un poco la pregunta, pero a juzgar por su expresión en la cara, se perfectamente que lo hace para ser agradable.

Le devuelvo la sonrisa y asiento, noto como suspira.

-Recuerdo cuando vine a Madrid, en realidad soy de valencia, ¿sabes?- me contó mientras miraba por el espejo.

- y...¿que te trajo por aquí? - preguntó interesada.

-La historia más interminable, el juego infinito, en realidad, fue una chica de la que caí enamorado. Aunque no cambiaria nada, después de tanto sufrimiento, llevamos ya veinte años juntos. - se que está feliz, cuando decía estás frases notaba como seguramente, miles de recuerdos pasaban por mi mente, que envidia.

A decir verdad, no podría decir a ciencia cierta que me he llegado a enamorar o quizá, lo admití demasiado tarde. ¿Quien me diría a mi que con dieciséis años conocería a un chico que me cambiaría la vida? Pues nadie, por eso mismo, no supe actuar.

Han pasado ya diez años, y después de todo lo que sufrí, y con la ayuda de Anaju, uno de mis mayores apoyos, pude salir de ese laberinto del que me había metido yo misma, porque era yo la que no quería encontrar la salida, no quería salir.

Pienso en todos los momentos que ese chico me ha regalado, mi primer beso, fue una tarde, cuando quedé con mis amigas y después de juntarnos con el grupo de los chicos, decidimos hablar sobre nuestros sentimientos, y simplemente pasó.

Yo creía que el amor era fácil, si por las dos partes es aceptado, pero luego ves que tienes mil torbellinos que atravesar sin que ningún pelo de tu cabeza se mueva, y yo, me desvanecí al entrar en el primero.

El miedo pudo conmigo o quizá con los dos.

el agobio de querer ser y en verdad, no poder vivir.
Simples marionetas de una realidad, hasta que supe salir de sus obras, salir de aquello, por fin quemar el libro y simplemente recordarlo como algo que pudo ser pero que terminó siendo quemado.

Decido terminar de pensar algo que pasó cuando tan sólo era una adolescente, aunque todos esos actos hubiesen tenido como consecuencia que me hubiese cerrado en banda a cualquier tipo de relación, porque para que la dependencia sea una obligación, no quiero que el amor sea una aglomeración.

Después de unos minutos perdida en mi mundo, llevo a mi destino.

Me despido del conductor y de paso le digo que, saludase a su mujer, porque yo de vergonzosa en este sentido no tenía nada, pero solo en algunos aspectos.

Cojo mi maleta, y después de colocarlo todo, decido acercarme al portal, buscando el 6ºC .
Después de que aparezca ese sonido que desde pequeña tanto me gustaba que saliese al llamar a un timbre, veo como una voz sale de ahí.

Así Fue Donde viven las historias. Descúbrelo ahora