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Ya había pasado más una semana, en la que él doctor les había informado de la situación de su Minnie, que pronto volvería a tomar la conciencia, pero ese pronto se estaba haciendo un infierno.

Para ese entonces ya llegaban las vacaciones de fin de año, le sorprendía que el tiempo pasara así de rápido. JungKook se calmaba un poco, aunque siempre los cursos le estaban pisando los talones.

Pero, nada más que JiMin le importaba. Desde el primer día que lo había conocido, no había querido más en que meterse en sus pantalones, disfrutar de su juventud, pero, tan solo el amor le golpeó, haciendo cosas inimaginables para él.

Pero no se arrepiente para nada,
Y de vez en cuando le hablaba dulcemente, y nunca pensó, que haría algo así.

—Hoy traje tus flores favoritas bebé—mientras ponía las flores en el jarrón cuidadosamente lo miraba, en el lugar de siempre.

Tan quieto y pacífico, extrañaba tanto que lo mirara y le tocara. Pero las cosas sucedieron.

La ventana hacía posible la entrada del sol del mediodía, iluminaba completamente al cuerpo tendido de JiMin, haciéndolo brillar. Sonríe nostálgico. Lo que daría para que su Minnie estuviera con él, hablándole.

—Son los jazmines del jardín de mi madre, creo que me matará cuando vea que le faltan unas flores, pero, sabes no me importa, no, las traje para ti, cuando las huelo siempre pienso en ti.

Y aquel sillón que estaba justo al lado de la camilla le esperaba. Sentándose lentamente, agarraba la mano del rubio, y como siempre le daba un doble apretón. Suspiró cansinamente, hasta ese entonces, había descubierto dos lunares en la frente de su chico, sus pestañas de un color castaño
oscuro, y sus labios apagados, de un rosa pálido. Los sonidos monótonos de la máquina hacían su trabajo de siempre.

Aquellos sonidos ya se habían hecho familiares y el hospital era el lugar más frecuente para él. Y algo infinito para él, era admirar a JiMin cada día en el que lo veía. Nunca dejaría de pensar que es el ser más hermoso.

—No sabes la novedad que tengo, Jin y Nam por fin son una pareja, recuerdas la vez que los vimos en el cubículo de los baños, aunque Jin no quería aceptar por tu situación, le dije que siempre estarías feliz por él—suspira feliz mientras lo ve—y estamos pensando a ir un picnic cuando tu despiertes JiMin, siempre te estaremos esperando.

En ese entonces el invierno se avecinaba a su tiempo, los árboles poco a poco se desnudaban. Y a
veces el cielo se vestía de un gris opaco, y es manía suya, porque le reza al cielo que le devuelva a
su sol, a su JiMinie. Y que cuando piensa en él, no cabe duda que él es la total perfección, pero si la perfección se supone que no existe, él está más allá de las cosas bien hechas. De la manera en como ríe, en como su voz suena, la bella línea de sus ojos al sonreír, sus dos orbes de un color miel oscuro, tan vivo como el fuego.

De sus curvas infinitas, las que aún le falta recorrer. Sabe que una
persona como Minnie nunca va encontrar. Y tampoco es que quiera buscar, porque solo lo quiere a
él.

—Despierta, despierta mi amor, que te estoy esperando, no sabes cómo extraño adorar tus ojos, tu
voz al hablar, besar tus labios, y más que todo, decirte ahora que… te amo.

Un par de lágrimas rodaban por sus mejillas, se sentía más que nostálgico, todo su ser lo extrañaba, le dolía a mares verlo tendido en aquella camilla, inmóvil sin ningún movimiento, tan solo su respiración tranquila y lenta. En parsimonia, JungKook quedó en silencio, sobrellevando de nuevo aquellas emociones anhelantes, aun sosteniendo su mano decidió pasar su mañana callado y tranquilo, admirando cada vez más las bella y delicadas facciones de su novio. En aquella habitación donde solo dos personas estaban, y una expectante.






































Park SoonHye, era la madre de JiMin, estaba casada con Park DongJae, y actualmente estaban separados, pero no divorciados, el amor se había disipado, por parte del señor Park no había problema el siempre trabajaría y estaría al pendiente de su único hijo, y era lo mismo con la señora
Park.

Cuando ella se había enterado lo de su hijo, lloró un día completo, le habían pedido que viniera una semana después pero, en ese entonces ya estaba en Incheon, sería muy fuerte para ella sobrellevar la
situación. Y tan solo tuvo que pasar un tiempo asumiendo el hecho.

Y justo ahora lo estaba viendo, con un guapo muchacho a su lado.

Sosteniendo su mano como si dependiera de ello, con suma
delicadeza. No dudó en asumir que aquella persona era su pareja, tan
atenta. Dio gracias a Dios por poner aquella buena persona.

—Yo sabía que un día mi retoño iba a encontrar a aquella persona indicada, asumo que tú lo eres.

Sabía que lo había espantando porque vio cómo se sobresaltó, tan sólo ella sonrió levemente por
ello. Haría su entrada de madre sobreprotectora. Quizás.

—Soy Park SoonHye. ¿Y tú?—primero sería muy cordial, estaba ansiosa de estar a solas con su querido hijo. Vio al chico titubear, mientras lo veía parar torpemente y le hacía una reverencia exagerada. Sabía que estaba nervioso.

—Un gusto señora, yo soy Jeon JungKook—nuevamente hacía aquel gesto—es un gusto realmente.

—Mejor llámame querida suegra—sonrió cómplice mientras el joven muchacho que ahora conocía
como JungKook, se notaba avergonzado. Pero aun así había afirmado en hacerlo.

Para él castaño la llegada de la madre su Minnie había sido sorpresivo, se apenaba de conocerla en aquella situación difícil. Ella era increíblemente hermosa al igual que su Minnie, casi tenía todo sus
rasgos. Y realmente amaba el cómo miraba a su chico, como si fuera su gran tesoro, pero sabía que era así. Comprensivo decidió dejarlo a solas con su madre.

Salió de la habitación mientras se sentaba en aquellos bancos incómodos de siempre.

Sus padres ya le habían hablado que no debía pasarse todo el día fuera de casa, y es que ellos aún no
sabían de lo sucedido, sabía que ahora y en los días anteriores tenía una apariencia muy desaliñada y descuidada, el veía la preocupación en sus ojos, pero no les dio nada. Y ahora dudaba en responder la llamada entrante de su madre. Sabía que en lo más probable le preguntaría en donde ó le diría que se presentara en la casa de inmediato. Suspiró ofuscado no sabía muy bien que hacer.

Pero toda aquella indecisión se fue a la borda al escuchar un llanto dentro de la habitación donde su Minnie se encontraba, algo estaba sucediendo, de pronto vio como enfermeras venían apuradas y también el doctor.

El desasosiego se apoderó completamente de él, no quería que nada malo estuviera sucediendo.

Cuando vio a la madre de JiMin no dudo en darle apoyo hasta que llegara a un lugar donde se sentara, en ella veía preocupación, sus lágrimas corrían por sus mejillas mientras temblaba desconsolada.

—Tranquila señora—le daba varios apretones en sus suaves manos en modo de apoyo. Pero ella
aún sollozaba.

—Él dijo tu nombre—tan solo ello lo sorprendió bastante, eso significaba que su JiMinie había despertado. Eso le había dado una sensación de alivio, pero sabía que todavía algo pasaba—pero sus latidos e-estaban fallando, no quiero perderlo—y esta vez lloró más.

El castaño estaba suspendido en el tiempo, perdido en esas sensaciones. algo malo estaba pasando
con su bebé. Tan solo deseaba que todo estuviera bien.











Hello people.
Espero y estén bien y que hayan disfrutado el capítulo.
Con amor Hongji ♡

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