Mirada Ámbar

Prólogo: Quien soy yo

Hola, antes que nada me gustaría presentarme, si, a ti la dulce chica o lindo chico que estás leyendo esto. Bueno para empezar sé que es un poco extraño, pero ¿qué no lo es en mi vida? Te aseguro que no lo volveré a hacer a menos que sea necesario. Ahora sí, voy a empezar.

Yo soy Claude Faustus y tengo 16 años, pero pronto cumpliré 18 y seré libre, podre mudarme, lo que implica ser independiente de mi familia. Se que digo pronto pero  aun faltan un par de años; siempre me ha gustado esa fecha, la de mi cumpleaños claro está, es especial porque yo nací el 14 de febrero, el día considerado como del “amor  y  la amistad”, estúpido titulo para un día si me lo preguntan, aún así me gusta, ya te explicare más adelante el porqué.

Si bien yo no poseo grandes amigos, me basta con el que tengo, del cual  estoy perdidamente enamorado. Es un compañero de la preparatoria, quien resulta ser mi amigo de la infancia a quien desde siempre le he amado como tonto.

¿Qué como soy yo? Pues verán, yo soy un chico delgado que mide 1.80  de alto, peso 63 kg, pero eso tal vez no te importe mucho ¿o sí? Mi piel es nívea, mi cabello es negro azabache, es “algo corto” ya que no me gusta dejarlo largo, puedo parecer un rebelde y desalmado, pero no lo soy, al menos no tanto… creo. Normalmente suelo traer el cabello un poco alborotado y cubre parte de mi rostro, por ultimo están mis ojos, los cuales a mi consideración tienen un hermoso tono: son de una extraña tonalidad ámbar.

En cuanto a lo que me gusta, amo ver películas de terror y suspenso, rara vez románticas, aunque siendo sinceros, es más que obvio que desearía vivir una historia de amor como la que te muestran, pero eso en la vida real parece ser imposible, tal vez “tonto”, así que me limito a imaginar. Me fascinan las botanas saladas, ya que los postres no son mucho de mi agrado, sobre todo los pasteles, anteriormente los comía, pero en algún momento dejaron de agradarme.

En cuanto a mi personalidad, soy alguien serio y callado, se podría decir que soy bastante reservado y elitista. Me gusta ser amable, aunque no siempre lo son conmigo, muchos dirán que mi amabilidad es considerada como estupidez, yo solo digo que detesto las peleas, odio los gritos, el ruido de sus voces y… creo que me he salido un poco del tema y me disculpo. Casi nunca sonrió, pero tampoco me muestro feliz, yo lo llamaría “estar neutral”, cuando realmente lo que quisiera es llorar, pero me sería complicado dar explicaciones de mis lagrimas, así que me limito en ese sentido… ¿por qué?

“Porque los hombres no lloran”

En cuanto a mi familia, mi madre se llama Beast Taylor, es una mujer muy hermosa de penetrante mirada escarlata, cuyos ojos me recuerdan el ocaso, posee un bonito cabello azabache, largo y ondulado, su figura es delgada y elegante. Una belleza clásica que se dedica al hogar a pesar de que mi casa no es grande, solo son 5 cuartos con baño, un estudio, biblioteca, cocina, comedor, y bueno, lo normal que tendría una casa.

Por otro lado esta mi padre, Druit Faustus, es un hombre alto de cabello rubio y ojos verdes, siempre porta traje, me agrada su “estilo empresarial” (así es como él le llama a su manera de vestir), trabaja como gerente de uno de los mejores bancos en una zona residencial, a pesar de que tiene un buen sueldo dice que nunca tiene dinero y eso es porque él es alcohólico.

Pero a pesar de todo, sentía que mi vida estaba bien, o eso quería creer, mejor dicho, me obligaba a creerlo, pero llega un momento en donde todo en tu mundo perfecto se desmorona y llegas al límite de lo que puedes o no puedes aguantar. De un momento a otro tus escudos se rompen, caes al vació y aquella fachada imperturbable se desmorona bajo el peso de los problemas que te consumen y te apresan con garras como si lo disfrutaran. Te envuelven en una telaraña hasta asfixiarte y por más que supliques, muy dentro de ti sabes que estas solo y nadie va a ayudarte.

Muchos soportan durante años, pero yo fui ingenuo al creer que vivía sumergido en la inmundicia y que ya nada me afectaba, pero lo cierto es que era la punta del iceberg, pese a ello, mi límite siempre fue muy extenso, mejor dicho, jamás quise conocerlo, me daba miedo creer que aún me esperaban cosas peores. Pero todo cambio una noche para mí, y es que la vida me abofeteó y me demostró que yo jamás sería feliz. Me tentó para caer a los brazos de la muerte, me hizo odiar mi existencia pero al mismo tiempo sabía que tenia que vivir aun si no quedaba nada por que hacerlo.

¿Te gustaría saber que fue lo que paso?

~ * o0O0o 🕷 o0O0o * ~
Continuará...

🕸

Espero que les haya gustado, si es así no se olviden de comentar y votar. Les mando un fuerte abrazo.

Haruka Eastwood