El arte de hablar: diálogos

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—Y entonces cuando revisé las vistas había alcanzado el millón —proclamó la guapa y talentosa escritora del libro que lees.

Si eres de las personas que disfruta de un buen diálogo, entonces formas parte de la gran mayoría de lectores que también lo hacen. Después de 27 extensas hojas de narración y descripción, un guión de diálogo se convierte en un oasis, entonces, ¿hay algo peor que tu adorado oasis esté lleno con agua salada? Así ocurrirá si no sabes llevar tus diálogos por el buen camino, uno a uno veamos cuántos errores pueden provocar que tus lectores desechen tu historia solo con leer los diálogos.

San "DIJO"

—Y lloverán dijos —profetizó el anciano.

—¿Dijos del cielo? —inquirió su aprendiz.

—Del cielo serán —proclamó a toda voz—. ¡Así serán! —exclamó.

—Pero serán muchos —retrucó el joven.

—Si serás tonto —voceó el maestro.

Está claro que todos queremos crecer en el mundo de la escritura, dejar atrás las historias infantiles y crear una literatura propia más madura, para esto tendremos que separarnos del básico "dijo" y hacernos con una extensa lista de sinónimos... ¿o no?

Pues no, no importa qué tan superior te sientas, siempre habrá un espacio en tu novela para el dijo. Este verbo se ha convertido en un mesías en la literatura, leer un dijo resulta algo mecánico, ni siquiera le prestamos mucha atención, nos ayuda a que los diálogos resulten naturales y espontáneos, no importa cuántos dijo pongas, nunca serán muchos.

Si intentas ponerte creativo y cambiar el verbo, al menos te pido que seas razonable. El verbo que utilices dependerá de la situación, te muestro dos ejemplos donde uso el mismo verbo, verás que en uno encaja a la perfección y en el siguiente es simplemente ridículo.

—Y a partir de este día, por el resto de sus vidas, serán libres —proclamó a sus esclavos.

—Tengo un nuevo vestido —proclamó a sus amigas.

Cuando decimos más de lo que deberíamos

—Esta tarde iré al centro comercial —dijo la joven de 27 años mientras terminaba de aplicarse pintura en el dedo del corazón de su mano derecha y escuchaba The Beatles sonando en la radio ubicada encima de su escritorio justo al lado de su novela favorita: Consigue que todos dejen de leerte.

¡Hey! ¡Alto ahí! ¡Arriba las manos! No estamos describiendo Macondo, estamos haciendo un diálogo.

Nunca te excedas en contar demasiado, prefiero que tu diálogo termine en dijo, que 12 cuartillas más tarde. Recuerda que un buen diálogo se basta con que expreses una acción del sujeto, un pensamiento o algún hecho que ocurra después de que nuestro personaje hable.

Atragantarse con los adverbios

—¡Me voy! —gritó furiosamente.

—Pues vete —le respondió él indiferentemente.

—Pues me voy, no voy a esperar ni un segundo más. —Recogió su bolsa del suelo y salió por la puerta rápidamente.

Para usar los adverbios hay que tener mente... sí, eso fue un chiste, pero mejor olvidémoslo. Hablando seriamente, o bueno, con seriedad, los adverbios son cosa que hay que pensar, no tenemos que temerles, pero debemos aprender a domarlos, ni muchos ni pocos, los justos.

Lo más importante con los adverbios es no usarlos indebidamente, por ejemplo observa en este caso como es innecesario:

—¡Qué alegría! —dijo felizmente.

Cuando de contar se trataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora