Yo y solamente yo: la primera persona

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En la primera persona hablamos desde la voz de un personaje, usualmente nuestro protagonista, quien está inmiscuido en las situaciones y toma parte en la trama. El yo será nuestra espada, un arma que si perdemos con seguridad pereceremos en nuestro intento de crear algo con sentido y coherencia.

Pros principales: la cercanía que logramos con el personaje en primera persona no tiene igual, podemos sentir a su par y conocer sus pensamientos, ¡incluso puede hablarnos! Un personaje en primera persona puede compartir con el lector si así lo desea.

Contras principales: nunca sabremos qué sucede más allá del conocimiento de nuestro personaje, tendremos que bastarnos con saber del lugar donde se encuentra y de su opinión sobre las demás personas, además tendremos que seguir la historia con su voz y sus conocimientos. Tristemente nuestro estudiante de preparatoria con una inteligencia media, no podrá saber los fundamentos más complejos de la física cuántica, y nuestra abuela duquesa venida de Francia estará siempre atada a su acento.

Primera persona en visión múltiple:

¿Por qué aceptar solo el punto de vista de un personaje, cuando podemos tener el de varios? Con la primera persona en visión múltiple tus personajes podrán hablar por sí mismos, sin quitar la cercanía clásica, pero dándonos diferentes opiniones y pensamientos. Lo usual es dividir la historia por capítulos, secciones o etapas, y entregarle a cada personaje un lugar diferente. Otra opción es con el poco usado estilo epistolar, cartas, si somos precisos, aunque en estos tiempos bien podrían ser emails o mensajes de texto.

Pros principales: tendremos una experiencia diferente de la situación según cada personaje; a nuestra madre soltera el atasco de las 5 de la tarde en la avenida, con su hijo de tres años llorando en el asiento de atrás, le causa una sensación bastante diferente que al conductor que acaba de chocar su motocicleta con un auto provocando así la extendida fila de vehículos atascados.

Contras principales: ¿escribes un cuento?, ¿un microrrelato?, pues olvídate de este PDV. La extensión limitada de un cuento, al utilizar la visión múltiple, podría literalmente destruir la conexión de tu trama y acabar con el sentido y la coherencia, dejémosle mejor esta visión a nuestros novelistas. Otro problema al utilizar este PDV es la dificultad que en sí encierra darle voz a más de un personaje, tendremos que crear un carácter peculiar para cada uno, que los diferencie con exactitud; nuestros dos jóvenes en lados distintos del atasco no pueden sonar como la misma persona contando dos versiones de la historia.

Primera persona periférica:

Nuestro protagonista no siempre tiene que ser el encargado de narrar la historia, a veces es otro personaje el que tiene la misión de contar los sucesos, cuando esto sucede estamos usando la visión periférica.

Pros principales: si nuestro protagonista no tiene la conciencia necesaria para narrar su historia o sus acciones y su pensamiento parecen incapaces de ser críticos al punto de que no podemos confiar en él, quizás sea lo mejor dejar que alguien más narre su vida, en especial cuando nuestro protagonista logra, por su manera de actuar, afectar en gran manera a otro personaje. Dos ejemplos sencillos y diferentes en causa son las novelas "El gran Gatsby" y "Cumbres Borrascosas". En la primera nuestro personaje principal, Jay Gatsby, parece una persona ciega ante sus propias acciones, y nuestro narrador, Nick Carraway, quien se ha visto inmiscuido en la trama, tiene la labor de contarnos a su manera la historia. En Cumbres Borrascosas se podría decir que se necesitaron dos personas para contar la historia principal: la vida y los acontecimientos que ocurrieron entre las dos familias de la zona: los Linton y los Earnshaw. Nuestro narrador, el señor Lockwood, conoce al hombre que mayor influencia tendría en la historia, el señor Heathcliff, pero este no es parte directa de los sucesos que le acontecieron al señor, por lo que la autora nos obliga a conocer la vida de tan singular personaje a través de las historias que la señora Dean, sirvienta en la casa de nuestro narrador, le cuenta a este.

Contras principales: no en todos los casos la historia nos permite utilizar los cuentos de una mujer, o situar a nuestro narrador en medio de la vida del protagonista; incluso nuestra joven universitaria, quien narra la historia de los sucesos que le acontecieron a su mejor amiga, tendrá que separarse de esta para ir al baño, pasar la tarde con sus padres, o quizás se enfermará y desaparecerá por una semana. Cuando utilizamos este PDV tenemos que tener la astucia necesaria para que nuestro narrador, de una forma u otra, siempre sepa qué ocurre.

Primera persona poco fiable:

En realidad la primera persona nunca es fiable, quizás nuestra madre soltera en medio del atasco nos cuente una mentirijilla sobre el padre de su hijo, o esa chica que narra la historia de su mejor amiga tenga alguna objeción en contarnos lo que le ocurrió en aquella fiesta el sábado. La verdad es que aunque nunca debemos confiar del todo en nuestro narrador en primera persona, hay casos que llegan a ser extremos, un loco nunca nos contaría una versión de la realidad fiable, y una persona con cierto retraso en su mentalidad no sabría ni siquiera lo que ocurre a su alrededor. Aun así estos narradores existen y han sido utilizados en muchos casos con éxito.

Pros principales: si logras dominarte, podrás ofrecer un relato que obligue al lector a mirar más allá de tus palabras, una intrigante versión de la realidad, que contada por otra persona, podría ser aburrida.

Contras principales: tienes en tus manos la difícil labor de crear dos versiones de la realidad, nunca debes de perder al personaje, tienes que seguirle de cerca, y dejar pistas por todos lados, para que tu lector sepa lo que ocurre sin necesidad de que el protagonista se lo haga saber.

Cuando de contar se trataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora