Capítulo 9

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Papitas picantes, bolsas de frituras, besos, fotografías, toques aquí y allá con un cuerpo demasiado hermoso como para ser tocado por un alfa como él.

Taehyung.

Jeon Jungkook estaba mirándose al espejo una vez más, acomodando su cabello rubio, evaluando como estaba vestido, un traje impecable, una camisa blanca formal sin corbata, odiaba las corbatas. Miró una vez más su cama lamentándose el tener que dejarla cuando ya se había puesto cómodo, aunque era tarde, tenía trabajo aún por hacer, lo habían llamado para una revisión de emergencia de unas fotografías recién reveladas que él había hecho con una cámara vieja, su idea era darle mejor impresión y calidad al trabajo de varios diseñadores, pero como siempre le estaba pasando últimamente, nadie podía hacer mejor su trabajo que él mismo.

Salió de la habitación de su departamento, buscando las llaves de su auto con un poco de pereza e irritación, no quería ir a la oficina de Vogue en ese instante, ni siquiera quería pensar en cómo terminaron sus fotografías a causa del mal manejo de los químicos. Nunca debió de darle ese trabajo a uno de los nuevos fotógrafos, esa persona iba a tener una larga y dura reprimenda, y posiblemente un despido. Estaba enojado, y pensó en eso mientras se dirigía al estacionamiento; vamos, no era tan difícil revelar unas fotos ¡Unas fotos que irían en una página de la revista más importante de la moda! Esperaba que esa persona estuviera llorando del pánico, recostado en un rincón mientras veía el final de su carrera llegar.

Se subió al auto y sin esperar un momento más arrancó, revisando cuidadosamente antes de empezar a conducir hasta la salida del estacionamiento, oh, su trabajo, las horas tratando de convencer a los editores, a sus jefes que dejaran que lo hiciera a su manera, para que viniera alguien a quien estúpidamente él había confiado para dejarlo a cargo. Siguió conduciendo, sin despegar su mirada en el camino, solo entonces pudo notar una leve esencia dentro, algo pequeño, un leve aroma a narciso y que su parte alfa estaba distinguiendo.

Otra vez Taehyung inundó su mente, los recuerdos de su nueva primera noche en Nueva York, donde habían terminado hablando de muchas cosas, mirando cosas impresionantes, recordó el momento específico en donde Taehyung había posado para él, en donde el flash de la cámara cubrió cada espacio específico de la piel canela del Omega, donde el mismo posó con una de sus creaciones, dándoles vida, el Omega había hecho que los diseños más escondidos de Jeon Jungkook vivan, y tal vez había hecho que Jeon viva también.

Y él, personalmente, daría lo que fuera por volver a ese día, porque había cosas que no le había dicho, cosas que se guardó para sí, cosas como la razón del anillo en su dedo, la razón por a cuál no podía soltarlo, por la cual no podía continuar, al menos no de la forma en la que el Omega había hecho, e incluso la explicación del porqué Kim Seokjin había hecho lo que hizo con él.

Entonces, al llegar al edificio de Vogue, respiró unos segundos recostando la frente en el volante y volvió a recordar esa noche, en donde las frituras, las papas picantes, las fotos, sus diseños escondidos y la charla no habían sido suficientes, y se habían comportado como los adolescentes que una vez habían sido, despreocupados, con los pechos repletos de amor, alegría y risa y tal vez gritos de euforia, con esperanzas de ese amor al máximo, sus labios picando por besar los contrarios, sus manos ansiosas por tocar, con sus lobos siendo unos completos enamorados, incluso junto con la esperanza rota a mil pedazos por ese cachorro, que había desgarrado muchas cosas en su corazón, en sus corazones.

─ No pienses en eso, Jeon. ─ Se susurró mientras acomodaba una última vez su cabello, antes de salir, el fantasma de Taehyung siendo mucho más fuerte que antes, tenía que apurarse y trabajar, tal vez preparar un poco su estabilidad para no golpear algo, se aseguró de tener todo perfectamente establecido en su mente, estaba caminando a paso rápido por el edificio, sin siquiera saludar a las personas a su alrededor, cambiando la expresión de su rostro al enojo e irritación que sentía. Recordando de repente sus fotos y su trabajo, enfocando sus sentimientos en ese fallo, pobre la persona que había sido autor de ese fallo, porque ese día Jeon Jungkook tenía todas las de gritar.

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