La Habitación

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Desperté en una habitación vacía y pobre mente iluminada, estaba acompañado por una mujer que lloraba en el extremo opuesto de la habitación.

Frente a mi estaba la única puerta, pero no podía salir. No porque estuviera cerrada, sino porque cada vez que me acercaba a la puerta, la mujer dejaba de llorar y comenzaba a sonreír.

Cuentos Para MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora