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Richard

Recibí la noticia a los días siguientes de que la viuda de el señor Pimentel iba hacer su funeral, estuve invitado ya que puede que algún sospechoso pueda acudir al evento.

Al acercarse la hora decido conducir hacia la casa de Christopher, ya que el me acompañaría a dicho lugar.

Al llegar el ambiente no era el mejor, como en todo velorio se encontraban personas llorando incluso casi gritando junto al ataúd.

Al parecer no hay ningún comportamiento extraño entre los invitados, Zabdiel no acudió pero eso ya se veía venir.

—Sargento— me susurró Chris, sacandome de mis pensamientos— acaba de entrar una chica— apunto moviendo su cabeza.

Dirigí mi mirada hacia aquella chica, su cabello era largo y negro, un poco alta y delgada.

Miramos como comenzaban a salir lágrimas de sus ojos mientras se acercaba al ataúd.

—Joey— sollozo llamando la atención de la señorita Vanessa.

—¿Qué haces tu aquí perra?— dijo fuertemente mientras quitaba sus lágrimas— ¡Lárgate maldita, no deberías estar aquí!— la tomó del brazo y la jalo lejos del ataúd.

—Vane, solo quiero verlo una última vez— dijo llorando— porfa— Vanessa le dio una cachetada.

—No te mereces nada por zorra resbalosa.

—Tenemos que interferir Sargento— murmuro Christopher a mi lado.

Nos acercamos y Christopher tomó del brazo a Vanessa intentando calmarla.

Yo por mi parte hable con la otra chica llevándola fuera de la casa.

—No, no, no, yo debo verlo—volvió a llorar.

—Porfavor manténgase calmada— le dije— ¿Que relación tenía con la víctima?— pregunté.

—¿Víctima?, ¿Por qué me hace tantas preguntas? a usted no le incumbe— intento entrar nuevamente.

—Señorita— hable llamando su atención— soy del FBI, investigo el caso del señor Pimentel y necesito hacerle unas preguntas— hable firme.

—Vanessa ya está más calmada— me dijo Christopher— y creo que deberíamos interrogar a la señorita Lucrecia— miro a la chica.

—Vanessa siempre haciéndose la víctima— rodó los ojos— ¿Vamos a la cafetería de la vuelta?— pregunto y ambos asentimos.

Al girarme para comenzar a caminar pude divisar una silueta delgada a lo lejos, al abrir bien los ojos me di cuenta que era Erick.

Intente llamar su atención pero se giró comenzando a caminar rápido, decidí dejarlo así.

—Sargento, ¿Vamos?— lo mire y asentí regresando mi mirada al frente para caminar.

(...)

—Señorita Lucrecia, ¿Usted era apegada al señor Pimentel?—pregunte mientras tomaba mi café—

—Sii, pero solo fue por un breve tiempo.

—¿Llegaron a tener una relación?—pregunta Christopher.

—Yo quería pero...el no—dice susurrando.

—¿Podría explicarnos más a fondo ese punto?—cuestiono esperando una respuesta

—Yo era la mejor amiga de Vanessa, cuando comenzaron a salir Joel y Vanessa me daño mucho ya que a mí me gustaba—dice cabizbaja.

—Uhhh—dice Christopher llamando nuestra atención.

—Lo siento por ti—dice rascando su nuca.

—Ella acepto ser la novia de Joel sabiendo que yo tenía sentimientos por el, con el tiempo los fui superando por qué Joel y yo comenzamos una amistad, ella se ponía celosa si llegaba a verme hablando con el, después de mucho tiempo decidieron casarse y fue cuando ella obligó a botarme de la vida de el, desde hace 3 años no lo veía, tampoco mantuve contacto con el ya que supe de su perdida por mi madre...

—Lamentamos que hayas perdido una amistad, pero sabes, gente para conocer hay de sobra—dice Christopher guiñando su ojo y ella finge una sonrisa.

—Chris, no es profesional—digo entre dientes

—Lo siento—me miro—creo que es todo por hoy ya es tarde sargento—asenti.

Nos dirigimos hacía la salida del café y recordé que justo hace unos minutos atrás vi a Erick por aquí cerca.

Nos despedimos de la señorita Lucrecia y seguimos nuestro camino.

—Le preguntaste la dirección a Erick Colon, ¿Cierto? —le pregunté a Christopher.

—Así es, ¿La necesita sargento?.

—No, sólo creo que debería saberla por cualquier cosa—mentí sin saber el porque.

—Claro, ahora mismo se la envío—dijo para después tomar su celular— listo, Sargento puede dejarme aquí, tomaré un taxi— asenti y me orille para que pudiera bajar.

—Nos vemos mañana—me despedí y emprendi mi camino de nuevo.

Pare en frente de un gran edificio muy lujoso.

Baje de mi auto y me dirigí hacía el penúltimo piso donde se encontraba el apartamento de Erick.

Toque un par de veces pero nadie abría, estaba por irme quizás estaría de fiesta o algo parecido.

Estaba por girarme cuando un Erick un poco desarreglado abrió.

—¿Qué hace aquí sargento?— gire mi rostro cuando su aliento a alcohol impacto contra mis fosas nasales.

—Sólo vengo a hacerle algunas preguntas— volví mi mirada a el, pude notar sus ojos rojos como si hubiera estado llorando.

—¿Más?— pregunto algo fastidiado y sólo asenti— esta bien, pase.

THE CRIME PERFECT|JOERICK| 2TEMPORADASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora