THE CRIME PERFECT|JOERICK| 2TEMPORADAS

9

2/1

Me preparé algo rápido para comer ya que no había comido nada desde ayer, tampoco dormí mucho por estar pensando en Erick.

Erick me roba el sueño desde que lo conocí, me pregunto si yo causo ese mismo efecto en el.

Estaba viendo mi serie favorita en Netflix, cuando recibí una llamada de Alan.

Decidí contestar ya que podría ser importante.

—Hola Hacker—salude.

—Sargento, disculpe por molestarlo Christopher me dijo qu...—lo interrumpí.

—No importa lo que haya dicho Vélez, dime ¿Encontraste algo más?—le pregunte mientras iba hacia a mi habitación.

—Si, encontré una cuánta bancaria a nombre del señor Pimentel, en esa cuenta habían dos personas que seguido le depositaban importantes sumas de dinero—me explicaba— una de ellas es quien ya le había mencionado antes, Yoandri Cabrera, la otra persona desconozco quien sea pero quizás ya han hablado con el.

—Tal vez, dime el nombre—le pedí.

—Erito Colón—ambos guardamos silencio por unos segundos.

—Se quien es—afirme.

—Alan ¿Qué haces?—se escuchó a Christopher del otro lado de la línea.

—Eh, le marqué al Sargento para informarle.

—Alan, te pedí que no lo hicieras, se sentía mal— gire los ojos al escucharlo.

—Alan, dile que no se preocupe si el quiere mañana nos encargamos de eso—le dije—ahora, me gustaría dormir un rato.

—Claro Sargento, que duerma bien—colgue la llamada y me quite la ropa quedando solo en bóxer.

Decidí dormir un rato, para después ir a hablar con Erick.

Hablaré con Erick sobre lo del velorio de Joel Pimentel, necesito verlo así que también aprovecharé para preguntarle lo de la cuenta bancaria de su padre.

(...)

Al despertar tome una ducha rápida, luego salí de mi departamento directo al edificio donde vive.

Luego de unos minutos de camino llegue a mi destino.

Baje del auto dirigiéndome a la gran puerta de cristal.

Entre y salude al recepcionista, un señor de unos 50, estaba por seguir con mi camino cuando me habló.

—Disculpe, ¿A que piso se dirige?—me pregunó

—Al octavo, soy del FBI, solo iré a hacer unas preguntas de rutina—respondí tajante.

—¿Hay un asesino en este edificio?—preguntó alarmado.

—No, en realidad el joven Colón no tie...—me interrumpió.

—¿Erick Colón?—preguntó y asentí—no sé encuentra en el edificio.

—¿Sabe a dónde fue?—pregunte curioso.

—No, pero seguramente salió con el joven rizado que venía por el, ya tiene tiempo que no viene—se encogió de hombros.

—¿Joven rizado?—fruncí el ceño—¿De casualidad sabe su nombre?—pude sentir mi sangre hervir de los celos involuntarios que estaba sintiendo.

—Joel, Joel Pimentel—dijo restandole importancia, mis ojos se abrieron de más debido a la sorpresa.

Escuche la puerta abrirse detrás de mi así que volteé.