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Entre al apartamento y pude notar que parecía que hubiese pasado un tornado por ahí, habían vasos de vidrio quebrados en el suelo, cojines, algunas sillas volteadas y un cuadro con el marco hacia abajo.

-Disculpe el desorden, mis amigos suelen ser un poco alocados en las fiestas-se sentó en el sofá- siéntese- palmeo el sofá así que me dirigí hacia allí y me senté un poco lejos de el.

-Si eso veo-mire una vez más todo el desorden y regrese mi mirada a sus ojos.

-Eh bueno, lo vi hoy cerca de la casa de la señorita Vanessa Romanof-agachó la mirada.

-Si, mi padre me pidió que fuera a darle nuestras condolencias a la viuda- bebió de una botella que estaba en la mesita.

-Y entonces, ¿Por qué no entró?- pregunté con el ceño fruncido.

-Por...porque odio los funerales, no soporto ver a la gente llorar y menos cuando son lagrimas falsas-dijo con desprecio-además estaba muy cansado y con un dolor de cabeza espantoso.

-Por la cruda supongo-comenté haciendo lo reír.

-Y vaya cruda-negó con la cabeza mientras sonreía-¿Y usted sargento? también se fue muy rápido del funeral y junto a una mujer-elevó una ceja y después sonrió.

Fruncí el ceño sin entender, pero después recordé el imprevisto que sucedió entre Lucrecia y Vanessa.

-Oh no- negué-solo le hicimos unas preguntas mi compañero y yo, además a mi no me van las mujeres- me arrepentí de decirlo cuando noté que estaba hablando de mi vida privada con un sospechoso.

-Oh ya veo entonces ¿Tú compañero?, veo que tienen una relación más allá de lo laboral no.

-¿Christopher y yo?- me reí sin poder evitar mis carcajadas-no, no, Christopher es heterosexual y muy inmaduro para mi gustó, yo por el momento estoy soltero.

-Que gusto- me sonrió-digo, me da gusto que se sienta bien así Sargento.

-Eh pues gracias joven Colón-me puse algo incomodo de pronto.

-Puede decirme sólo Erick, sargento- mordió levemente su labio.

-E-en ese caso Erick, puedes decirme Richard.

-Bien Richard-se acercó más a mi-yo también soy soltero- posó su mirada en mis labios y se relamio los suyos.

Conectamos nuestras miradas pude notar sus ojos oscuros y sus pupilas dilatadas.

Nos acercamos cada vez más al punto que nuestros alientos se mezclaron, pero el aliento a alcohol ya no me incomodaba, ahora sólo quería sentir el sabor amargo de este en mi boca.

No se en que momento paso pero Erick ya se encontraba en mi regazo sin camisa.

Comence a acariciar sus rozados pezones mientras introducía mi lengua en su cavidad bucal.

Comenzó a descender sus besos hacia mi barbilla para después posarse en mi cuello, comenzó a dejar besos húmedos y pequeñas mordidas.

Conduje mis manos a su cintura acariciandolo mientras echaba mi cabeza hacía atrás dándole más acceso a mi cuello.

Sentí como sus manos tomaban las mías y las llevaba hacia su pequeño y regordete tracero dándome permiso de tocarlo por encima de su pantalón deportivo, logre escucharlo jadear.

-Mhm- gemi al sentirlo moverse contra mi erección- No Erick, esto no está bien, no estoy siendo profesional- pare todo con la poca cordura que me quedaba.

-Lo siento, creo que ya estoy un poco ebrio- se apartó de mi y se colocó la camiseta.

-Lo mejor es que me vaya- me pare del sofá y acomode mi cabello y ropa- perdón- me dirigí a la puerta.

Lo mire una última vez y me regaló una media sonrisa, salí del departamento con una enorme erección en mis pantalones y mi cabeza dando vueltas.

No sé que diablos tiene Erick pero desde que lo vi, su mirada me hipnotizo.

Tiene un no se que, que me gusta, y me gusta mucho.

Jamás me había sentido de esta manera con nadie.

THE CRIME PERFECT|JOERICK| 2TEMPORADASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora