土 | the great general kanze

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三 | › the great general kanze

AQUEL QUE CARGA SOBRE SU ESPALDA el dolor de la guerra no encontrará jamás la paz. Sus ojod son astutos y su espalda está llena de cicatrices de batallas que le atormentan noche tras noche en cada una de sus pesadillas. No es un buen hombre pero nadie espera que lo sea -es el protector de una ciudad de un reino en guerra, ser un buen hombre no le serviría de nada a él ni a su nación.

Sus hijas son demasiado jóvenes para entender la tragedia que nubla sus sentidos -es un soldado que haría lo que fuera con tal de proteger a los suyos- pero algún día lo entenderán. Cuando les toque a ellas luchar en batalla y morir en ella entenderán la ira que recorre las venas de su padre. Kasho y Kolih apenas tienen doce años -algún día lo entenderán. Kenna, por su parte, como primogénita y representante del honor del gran General Kanze, ha asistido a reuniones militares y se ha entrenado en el arte de la espada -aun así es incapaz siquiera de mover una piedra con su poder.

A pesar de ello reside en su alma el valor y la astucia necesarias para liderar a un pueblo por lo que se la puede imaginar en un futuro ocupando su lugar en aquella legendaria ciudad -la gran General Kenna de Tah Geshen- teniendo a su lado a sus hermanas como fieles soldados luchando las batallas que ella no puede. Pero hasta que ese día llegue se limitará a prepararla para la incesante guerra contra la terrible Nación del Fuego. Él está en su despacho cuando Kenna llama a la puerta y entra haciendo una leve reverencia. —Padre, ¿me permite la intromisión?—

—Sí, claro, Kenna. Habla con libertad.— No comparten sangre pero es hija suya, él la ha criado como si lo fuera y tiene grandes expectativas puestas en ella. No la trata de manera distinta que a sus hijas biológicas pero sabe que cuando las felicita por sus avances en el dominio de la tierra Kenna se siente desbordada por la frustración de no tener aquella habilidad. Las heridas de la noche anterior ya han sido sanadas y cuando habla lo hace con la nobleza y el valor propios de un General. —Me sanaron las heridas dos forasteros al sur de la ciudad que me trataron con respeto y me alimentaron a pesar de no tener exceso de comida, por ello he creído adecuado el invitarles a tomar el té esta tarde -para así agradecerles por su amabilidad.—

—En ese caso son más que bienvenidos en nuestra morada, pero la próxima vez ten más cuidado -no todos los extraños que te encuentres tendrán buenas intenciones.— Dice su padre a lo que Kenna asiente con una sonrisa y se marcha a la cocina a pedirles a los criados que preparen distintos tipos de pastas y té para sus invitados. Cuando los dos forasteros llegan Kenna y su madre les reciben en la entrada con una reverencia cordial -el anciano lleva los mismos ropajes y su característica sonrisa cordial pero el joven lleva otra ropa y su cabello ha sido peinado por su tío. —Muchas gracias por la invitación a tomar el té, es todo un honor.—

—Gracias a vosotros por haber cuidado de mi hija -tiene por costumbre el meterse en problemas.— Kenna se parece a su madre lo suficiente como para hacer obvia la clara similitud entre ellas dos al estar paradas una junto a la otra, ella es de alma cándida y misericordiosa lo cual contrasta con los botines de guerra y la simbología militar que se puede encontrar por toda la casa. Hay banderas y mapas de todo tipo, armas tan extrañas y remotas que es difícil saber de donde proviene y armaduras del mejor de los metales. Si no fuera por los tonos marronosos y verdosos al joven le parecería estar de vuelta en casa -donde solo se conoce la ira y la guerra.

Son guiados por el laberinto de pasillos mientras Mushi mantiene una apacible conversación con la madre de Kenna sobre los distintos tipos de tés a lo largo del mundo, Kenna se mantiene dos pasos por detrás escuchando con verdadera atención lo que dice aquel extranjero mientras el sobrino de este se mantiene alejado de todo. Él se detiene un momento cuando un brillo familiar llama su atención -un arma de la Nación del Fuego, rota y expuesta como si de un objeto de exposición se tratase. Se acerca a ella de manera instintiva y está a punto de cogerla cuando una voz le detiene. —Ten cuidado, joven, eso no es un juguete.—

—Esta es una de las pocas armas de la Nación del Fuego que aún se conservan de la batalla que tuvo lugar en esta misma ciudad hace catorce años -Kenna apenas tenía dos años por aquel entonces. Estas armas aquí expuestas son un constante recordatorio de lo que hicieron esos salvajes y de lo que harán si no ganamos esta guerra.— En su voz solo hay odio e ira -utiles para el combate pero no adecuadas para liderar a toda una ciudad. El joven no dice nada, se queda mirando aquel arma y piensa por un segundo en como cambian las cosas dependiendo de la perspectiva de quien las cuente; La Gloriosa Batalla de Tah Geshen -conocida así por la Nación del Fuego- se convierte en La Masacre de Tah Geshen en labios de aquellos que residen en dicha tierra. Su hija se acerca a ellos y hace una reverencia al ver a su padre.—Padre, estos son los hombres que me ayudaron, el señor Mushi y su sobrino- oh, perdona. No sé tu nombre.—

—Lee.—Ella le sonríe con amabilidad, un acto al que él no corresponde. Los ojos del General Kanze le analizan de pies a cabeza, deteniéndose intencionadamente en la cicatriz que adorna su rostro. Luego mira al anciano para después volver a mirar al joven. —Al parecer no he de darte lecciones, joven Lee, tú mismo llevas un recordatorio permanente en el rostro de cuán cruel la Nación del Fuego puede llegar a ser.—

—[土]—

¡Hey! Espero que os haya gustado el capítulo.

Esta historia contará con un timeskip cada vez que se cambie de elemento siguiendo así este orden:

BOOK I (tierra)
antes de Zuko Alone

BOOK II (agua)
durante la estancia de Zuko y Iroh en Ba Sing Se

BOOK III (fuego)
durante el tiempo que pasa Zuko con Azula en la nación del fuego

BOOK IV (aire)
durante el tiempo que pasa Zuko con the Gaang

𝐃𝐈𝐒𝐇𝐎𝐍𝐎𝐑𝐄𝐃; zukoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora