土 | moonlight and fireflies

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四 | › moonlight and fireflies

QUIZÁS LO ÚNICO QUE HAGA FALTA como tal es una buena compañía para así olvidar las adversidades de la vida. La noche es extrañamente cálida y la conversación se ha trasladado al jardín, donde solamente los presentes, la luz de la luna y las luciérnagas, son testigos del deleite causado por las más elocuentes y valerosas historias jamás oídas.

Historias de amor, historias de batallas gloriosas y enemigos temibles, historias donde la inteligencia tiene más valor que la fuerza bruta, historias donde aquellos que poseen un alma cándida reciben una vida lisonjera y agradable. Kenna escuchaba con atención los relatos de aquel anciano sabio mientras que sus hermanas estaban en un silencio sepulcral -por primera vez en años- escuchando aquellas hermosas fábulas. —Y así fue como los últimos dragones enseñaron a un almirante con un pasado que habría preferido borrar, el dominio del fuego más allá de la ira.―

—¿Los dragones existieron de verdad?— Pregunta Kesho con los ojos brillantes de ilusión, Kolih le tira de la manga para advertirle de la severa mirada que le ha dedicado su padre pero ella está ensimismada pensando en aquellas criaturas majestuosas de los relatos de aquel extranjero. Él sonríe con gesto amable y compasivo. —Existieron y aún existen, pequeña. Uno puede encontrarlos si sabe dónde buscar.—

—Creo que ya es hora de que nuestros invitados se vayan, es tarde.— el gran general Kanze sigue manteniendo su porte cínico incluso ante la compañía de su familia y sus ojos se oscurecen cuando la Nación del fuego es mencionada en los relatos de Mushi. Kenna le replica con moderación -a fin de cuentas le debe respeto y obediencia a su figura paternal. —Padre, porfavor- solamente una historia más.—

—Hace tiempo ya que ha anochecido, uno de mis guardias les acompañará a su morada.— El sobrino -que hasta entonces se había mantenido en un voto de silencio durante toda la velada ignorando la cordialidad de aquella familia- alza entonces la mirada, casi con pedantería. Si aquel general supiera quienes son en verdad les mandaría ejecutar allí mismo, Lee está seguro de ello. Kenna vuelve a replicar, esta vez con más impertinencia -más fuerza, como una llama que ve creciendo progresivamente cuanto más se aviva. —Tienes razón, padre, hace mucho que ya ha anochecido -por eso sería mejor que se quedasen, solo por esta noche. Porfavor.—

—No hay necesidad de disputa, el general Kanze tiene razón -quizás será mejor que nos vayamos. ¿No crees -Lee?— Aquel que responde a tal pseudónimo asiente a las palabras de su tío y se levanta, entonces observa aquel hermoso parque donde danzan las luciérnagas como ascuas intentando no ser apagadas. Por una extraña razón le recuerda a su hogar. Hace más calor que antes -Lee tiene un mal presentimiento.

—He dicho que no, es mi última palabra al respecto.— sus hermanas se mantienen en un silencio cauto mientras su madre coloca una mano sobre el brazo de su padre en un inútil intento de calmarle. Los ojos del general Kanze son marronosos y firmes como una roca indestructible, los de Kenna son ligeramente anaranjados y volátiles como el fuego.

Lee entonces se da cuenta de la lámpara de papel que cuelga sobre sus cabezas -la única iluminación del lugar a demás de la luna y las luciérnagas. La llama de la lámpara danza de manera caótica y casi descontrolada a pesar de que no corra ni un suspiro de viento, crece y se encoge y danza con una fuerza sin igual. Lee observa a su tío quien permanece concentrado con los ojos cerrados. La llama sigue creciendo -promto quemará toda aquella lámpara de papel con su arrasadora llama.

—¡Ya es suficiente, Kenna!— Entonces la llama se apaga súbitamente. Kenna baja la mirada cohibida e impotente mientras Mushi abre lentamente los ojos extrañado al toparse con tal oscuridad. Un criado enciende otra vez la lámpara y la luz vuelve a reinar en aquél páramo de oscuridad. Kolih y Kesho miran a su hermana con un ligero gesto de simpatía mientras si madre teme por ella, su padre la mira con crudeza -solo es una niña impertinente, no está lista para gestionar su legado.

—Ha sido un honor ser recibidos em vuestro hogar, general Kanze, su familia es verdaderamente encantadora. Muchas gracias por esta amena velada.— hace una reverencia junto con su sobrino y ambos son escoltados al exterior donde no hay luciérnagas y la luz de la luna se encuentra oculta por los tejados. El anciano tuerce el gesto con una mezcla de sentimientos agridulces -simpatía y lástima en una misma emoción. Todo aquel retrato familiar que ha presenciado en aquella casa que acaba de abandonar le evoca a momentos de su propia vida y a personas de su familia por lo que está tentado de sonreír. Pero no lo hace, porque al igual que le es familiar aquella armonía muda que se aprecia en el hogar de Kenna también lo son los conflictos internos y el dolor que solo la propia familia puede causar. El gran Kanze le recuerda demasiado a su hermano, la compasiva Kala mantiene el mismo gesto misericordioso que la madre de su sobrino, y cada segundo solo ve más de Zuko en Kenna. En otras circunstancias -si su sobrino dejase a un lado su búsqueda del Avatar- quizás podrían haber sido amigos.

—¿Porqué lo has hecho tío? Podrías habernos metido en problemas -cómo se te ocurre ponerte a controlar el fuego de aquella lámpara.— Le dice su sobrino al llegar a la patética habitación a la que ahora llaman casa. Sus puños están cerrados y hay un ligero toque de ira en su voz. El sabio anciano frunce el ceño y mira a su sobrino con incomprensión. —No sé de qué me hablas- yo no he controlado nada de fuego desde que llegamos a Tah Geshen.—

—[土]—

¡Hola!
Este es el primer verano en el que no tengo absolutamente nada que hacer -normalmente adelanto materia o lecturas del años siguiente en el instituto- pero por fin he terminado. Por desgracia con todo esto del covid no estoy disfrutando del verano como me gustaría. Pero bueno, cada uno hace lo que puede con lo que tiene. Así que en este caso me estoy centrado en pasar tiempo con mi familia y en escribir en Wattpad.

Espero que os haya gustado el capítulo, ¡Adiós!

𝐃𝐈𝐒𝐇𝐎𝐍𝐎𝐑𝐄𝐃; zukoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora