Capítulo 18.

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Una risilla traviesa se escapo de los inocentes labios del menor. La frente de Louis estaba sudorosa y él aun seguía durmiendo, pensando que toda aquella sensación era más que parte de un sueño húmedo. El rizado estaba divirtiéndose e inconscientemente llevo su mano libre hacía su entre pierna, gimiendo. 

Louis abrió los ojos de golpe. Sentía su vista nublada y su cuerpo bañado un sudor incómodo y pegajoso. Admiro al pequeño niño quien muy sacado de la pena tenía su mano dentro de su bóxer, tocándolo. El ojiazul llevo sus manos a su rostro, escondiéndolo pero no resistiéndose a sentir. La mano inexperta de Harry se sentía bien, quizá su inocencia era ese toque especial –Por más enfermo que se escuche-, realmente no tenía idea, sólo podía pensar en lo bien y placentero que se sentía. 

Y entonces alejó sus manos, llevándolas a aprisionar la cobija con ellas. Sus ojos cayeron en la figura pequeña del niño de rizos: Su cabeza estaba hacía atrás, mordiéndose el labio inferior para reprimir sus dulces gemidos y quizá una que otra maldición. El mayor se sobresalto y se excito al mismo tiempo. Sus ojos color azul bajaron, encontrándose con la sorpresa de que él mismo estaba tocándose. 

—Harry… —Gimió el mayor.

—Solo… no hables, Lou. —La voz del rizado era ronca y sensual, ¿Cómo podría controlarse Louis? ¿CÓMO? Se sentía culpable, aunque realmente no sabía quien llevaba toda la culpa. 

“Para esto, Louis…” Habló su consciencia. Louis gruño. “No está bien” 

“No está bien” 


Y su consciencia tenía razón. No estaba bien. ¿Dónde había quedado la promesa de no tocarlo? Harry aun era un niño, tal vez no tan inocente, pero era un niño de 10 años con ganas de experimentar cosas, pero aun no era su tiempo. Louis lo sabía en el fondo, pero no tenía idea de cómo parar aquella. Tenía ganas de mandar todo al carajo, jalar al niño y él mismo comenzar a tocarlo. 

Pero no estaba bien. 

El ojiazul volvió a gruñir. Entendiendo por fin que era un error. 

—Basta… —Ordenó Louis, intentando regular el sonido de su voz. Tratando de que su voz aguda y poco masculina volviera. Soltó las cobijas de golpe y dirigió su mano hasta el delgado brazo de Harry, sacándolo de aquel oscuro lugar. Harry no quería y protesto, pero Louis le gano. —Deja de tocarte. —Volvió a ordenar. 

— ¡Pero, Louis! ¡Estaba gustándote! Lo sé porque hacías ruiditos extraños. —El mayor se sonrojo y frunció el seño. Sí, le gustaba y mucho, pero no podía dejar que esto pasara así nada más. Debía detenerlo. 

—No está bien, Harry. Aun eres pequeño, no lo entiendes. —El mayor lanzó un bufido, para luego levantarse de la cama con pesadez y molestia. —Me iré a duchar. Tal vez tú necesites una después. —Dijo mientras apuntaba la entrepierna del menor. El rizado se sonrojo al instante e hizo una mueca para terminar escondiéndose por debajo de las cobijas cafés. Louis rió por lo adorable que se veía y se encamino al baño. 

Unos minutos después salió con una toalla blanca que tapaba de su cintura hacía abajo. Harry lo miraba atento y Louis comenzó a sentirse prácticamente violando por la penetrante mirada del menor. 

Louis, con las mejillas completamente sonrojadas, le pidió al menor que no le mirara mientras buscaba unos bóxer, el pequeño asintió sin problema, volviéndose a esconder por debajo de las cobijas. 

— ¿Así, Lou? —Preguntó el menor. 

—Sí bebé, así está bien. 

Louis siguió con su búsqueda, dándole la espalda a la cama donde el menor se encontraba “tapado”. Su curiosidad le gano, abriendo solo un poco las cobijas, lo suficiente como para que solo sus ojos verdes pudieran ver. 

La toalla blanca cayó al piso una vez que Louis encontró lo que buscaba. Harry admiró su bien formado trasero, mordiéndose el labio inconscientemente. La mano del rizado viajó por debajo de las cobijas hasta encontrarse con el elástico de su pantalón de pijama y ahí su mano comenzó a jugar inocentemente. 

El mayor se dio cuenta de que el bóxer que había elegido tenía un enorme hoyo y negándose a dormir con uno así, decidió quitárselo y tomar otro al azar. 

—Espera otro poco, Hazz. —Le pidió al menor. Harry ni siquiera se tomo la molestia de responderle, estaba demasiado ocupado mirándolo. Observando cada movimiento que hacía. 

Louis abrió su cajón de ropa, buscando algo. Su ropa estaba desordenada y le dificultaba el trabajo un poco más. 

Las manos de Harry se cansaron de jugar e hicieron su camino hacia adentro de su pijama. El menor se acomodo sin hacer ruido alguno. Su mano se paseo por arriba de su miembro y jadeo, mordiéndose el labio, cerró los ojos fuertemente sintiendo dolor, pero no le importo. Su mano volvió a acariciar por encima de su bóxer y esta vez no lo evito, gimió lo suficientemente alto para que Louis se diera cuenta y se girara rápidamente. El mayor se acerco a la cama con calma y una vez al frente de esta, quito las cobijas velozmente haciéndolas caer al frio piso.

Esto era el colmo. 

La idea de Louis no era encontrarse con un Harry completamente excitado y con su mano dentro del bóxer moviéndola de arriba abajo. Era demasiado erótico para ser verdad, ¿Cómo podía resistirse a eso? 

Se mordió el labio tratando de calmarse y que las palabras salieran de su boca. Harry le sonrió sin problema alguna y siguió con su trabajo, auto complacerse. Louis tomo una gran bocanada de aire, preparándose para hablar. 

—No-no hagas eso. —Soltó. Tomando la suficiente fuerza, se acerco al menor y metió su mano dentro, obligándolo a dejar de masturbarse frente a él. —Tienes 10 años Harry. 

—Tócame, por favor. 

El ojiazul tomó fuertemente el rostro del menor, atrayéndolo hacia él para besarlo ferozmente. Adiós a la delicadeza. Louis sabía que si no hacía eso, se abalanzaría al chico menor y lo violaría sin piedad alguna. La lengua del mayor entró sin permiso a la cavidad bucal del menor y eso no le molesto en absoluto, recibiéndola totalmente gustoso. Ambas lenguas se encontraron, empezando una lucha y una danza sensual entre ellas. 

Una parte de Louis deseaba poder hacer algo con el tiempo y que Harry fuese mucho más grande y así, poder hace con él lo que quisiese. 

Se imagino a Harry debajo de él, completamente desnudo y gimiendo cerca de su oído, sintiendo todo su aliento caliente chocar contra su piel. Aquella obscena imagen continúo en su cabeza haciéndolo sentir excitado, culpable y… mucho más excitado que nunca. 

Se separaron una vez que ya no pudieron continuar sin oxigeno suficiente. La frente del menor tenía unas ligeras gotas de sudor en su frente, sus mejillas coloradas y sus labios hinchados y rojos entreabiertos hacían que las ganas de Louis de comérselo aumentaran. Tenía que controlarse. 

— ¿Cuándo empezaras a tocarme? —Preguntó Harry con un ligero toque de inocencia en su voz. Louis lo miro sorprendido y aturdido a la vez, ¿Cómo podía imaginarse a él mismo haciéndole el amor a un Harry de tan solo diez años? Louis lo quería bien. Su intención era cuidarlo y tratarlo como a una princesa, su intención era protegerlo, no abusar de él. De su inocencia. 

La culpa lo golpeó fuerte, haciéndolo entrar en razón y arrepentirse de todos aquellos sucios pensamientos que tuvo con el menor. 

Esa noche Louis se negó a dormir en la misma habitación con Harry y a pesar de que el rizado le rogó que se quedara con él, Louis no acepto aquella tentadora oferta. Tomó una almohada de funda blanca y muy suave y junto a su cobija salió de la habitación en dirección a la sala en busca del sofá más cómodo. 

Antes de poder quedarse completamente dormido, Louis pensó, pensó en todo lo que estaba pasando y en el deseo que estaba consumiéndolo poco a poco. No se reconocía. Jamás se había sentido así por nadie y que ahora este experimentando esos nuevos deseos por un niño de diez años estaba asustándolo de sobremanera. Él, tenía que ver también por su seguridad, ¿Qué pasaba si alguien lo culpaba por ser un pedófilo? 

Pedófilo. 

La simple palabra le parecía aterradora. Le asustaba lo que pudiese pasarle si alguien se enterara. 

Se negó a la idea de dejar a Harry solo. Se negó a continuar con sus deseos sucios por un menor de edad. Si de verdad amaba a Harry, debía controlarse por los dos. Por la felicidad de los dos. 

We are not real brothers.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora