Podía ver sus ojos verdes nuevamente, y por un momento creyó escuchar 'Me vuelves loco', y, dejándose llevar por sus impulsos y tal vez también por sus hormonas, se acercó al oji-verde tomando su rostro delicadamente entre sus manos, sintiendo cómo encajaban perfectamente, como si de un rompecabezas se tratara, para unos segundos después, unir sus labios con el del contrario, uniéndose en un beso tímido, pero a su vez cariñoso y lleno de amor.
*---*
Cierta chica azabache de ojos azules despertó de golpe, sintiendo su mejilla izquierda arder, y notando como tenía un papel pegado en ésta misma, y con tan sólo sentir aquel papel pegado en su rostro, a su cuerpo lo invadió una sensación de pánico.
"Demonios." Fue lo único que pensó la chica, tomando el papel entre sus dedos temerosa luego de ver la hora, sabiendo que no le quedaban más que 3 escasos minutos para terminar el examen.
Revisó aquella hoja llena de preguntas, y se alivió al ver que estaban todas respondidas, checó nuevamente sus respuestas, llegando a la conclusión de que sí respondió bien aquel examen.
Sin poder evitarlo echó un vistazo a su alrededor, otros dos chicos se encontraban dormidos en su salón, encima de sus exámenes, una chica que ya había terminado el examen lo tenía colocado en su pupitre mirando hacia abajo mientras admiraba sus uñas como si fueran la octava maravilla del mundo; rodó sus ojos, dirigió su mirada a otra parte, pudo divisar a Harry, quien estaba apoyando su rostro en su mano, claramente aburrido y jugando con su bolígrafo y una hormiga que se encontró en su pupitre, la chica sonrió divertida, dirigiendo su mirada a sus demás compañeros, otros se encontraban rayando sus pupitres con marcadores y no se sorprendió al ver a dos chicos soplandose respuestas del examen con clara desesperación en sus ojos.
Finalmente, dirigió su mirada a la maestra, quien se encontraba mirando su celular, sin prestar atención a sus estudiantes, vaya cosa, de ser así ya habría cachado a dos soplones.
Se escuchó una alarma provenir del celular de la maestra, quien se apresuró a apagar ésta, y con desgana se levantó avisando que se había acabó el tiempo del examen y que ahora procedería a recoger sus hojas.
La azabache escuchó dos suspiros cargados de alivio y temor, e inmediatamente supo que se trataba de los chicos que se encontraban soplandose las respuestas a último minuto.
Cuando la profesora se fue alegando que pronto llegaría el siguiente maestro que impartiría la siguiente clase, la azabache no pudo evitar voltearse divertida para ver a sus compañeros de clases revisando en sus libros sus respuestas nerviosos.
–Díganme que si copiaron, copiaron bien.– Les dijo la chica que se volteó a verlos, provocando una risa nerviosa del chico y otra divertida de la chica. Por alguna razón ellos dos le hacían recordar a ella misma y a cierto chico de pecas, que se apoyaban en todo.
–Vamos, Fran, sabes que si nos dignamos a copiar en los exámenes, lo hacemos bien.– Le respondió su compañera, llena de confianza, mientras que el otro seguía buscando apresurado -por no decir desesperado- las respuestas en su libro de texto, para saber si copiaron bien.
–Por supuesto, como en los últimos 4 exámenes que hemos tenido.– Dijo con un deje de burla, que al final fue totalmente reemplazado por uno de preocupación, al darse cuenta que sus compañeros habían estado copiando en los últimos -y únicos- 4 exámenes que tuvieron.
Los chicos notaron eso y casi de inmediato una sensación de pánico los embargó, después de todo, la pequeña Fran era la presidenta de su clase, ¿y si los acusaba? Negaron en sus mentes, era demasiado bondadosa para eso, lo más probable es que les ayude a estudiar como se debe para que eviten copiar y dañar sus vidas.
Sonrieron ante la idea, y antes de que se dieran cuenta la azabache ya estaba invadiendo sus asientos, con su libro y sus apuntes, dispuesta a ayudarlos en lo que sea.
Sus sonrisas se ampliaron, Francesca era como un ángel, siempre se preocupaba hasta por lo más mínimo.
Procuraron prestarle toda la atención posible a la de ojos azules que no notaron cuando a su mesa se habían acercado más compañeros de clase, esperando aprender un poco también.
Para finalizar Francesca les brindó métodos de estudio, algunos obvios, otro raros, y otros extrañamente efectivos.
Como por ejemplo, si a alguien de ahí le gustaba estudiar por memorización, les recomendaba leer lo que querían memorizar varias veces, muy obvio y simple, y si no funcionaba, les recomendó caminar u ocuparse en algo más mientras lo leían y memorizaban, de esa manera se quedaría de manera inconsciente en sus mentes.
U otro método de estudio podía ser la asociación de otras cosas con lo que debían estudiar para hacerse más fácil estudiar, aunque con la chica no funcionaba ése método, era expectante de primera fila que en su mejor amigo pecoso sí que funcionaba.
Al terminar, fue que se dio cuenta de que varios compañeros suyos se habían unido a escucharla e incluso anotar lo que decía, se sintió un poco embarazosa, y con un sonrojo creciente se levantó dispuesta a salir de aquel salón junto con su mejor amigo, pues el profesor de la clase que le seguía al examen nunca llegó y ya era hora del break.
Al comprar su almuerzo que consistía en un pequeño postre y algún aperitivo cualquiera -como siempre- y sentarse junto con su mejor amigo, vio como dos personas se acercaban, una pelirroja muy segura y un oji-verde algo dubitativo.
–¡Hola! ¿Nos podemos sentar con ustedes?– Preguntó la pelirroja un tanto eufórica sentándose.
–Por supuesto– Respondió a la vez la pareja de mejores amigos, uno casi igual de eufórico que la pelirroja y la otra un poco aturdida por su euforia.
El de ojos verdes solo se sentó susurrando un 'gracias' estudiando disimuladamente a la azabache y su almuerzo.
Aunque luego se vio interrumpido al ver como alguien cualquiera iba discutiendo con quien parecía ser su mejor amigo, y éste al no fijarse por dónde iba tropezó cayendo cerca de la mesa, y por ende, su almuerzo cayendo encima de la de ojos azules.
El oji-verde, expectante, estudió la reacción de la azabache, pensando que si le hubiera pasado a él, ya estaría diciendo una que otra palabrota. Y se sorprendió al ver cómo la chica, estalló en carcajadas levantándose a ayudar al chico a levantarse, para luego iniciar una muy pequeña conversación con éste y su amigo, logrando que ambos resuelvan su disputa y a su vez se disculpen con ella por lo sucedido.
Y la chica, con una sincera e inocente sonrisa, les dijo "No se preocupen, no es nada". Claro, ninguno -a excepción del de pecas- sabía que ella estaba acostumbrada a aquellos accidentes desde que su segundo nombre era 'torpeza'.
Entonces, el de ojos verdes y cabello castaño, no pudo evitar pensar
❝Es toda un ángel❞

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Como Cielo Y Tierra
Short StoryAmores sin sentido Amores que asfixian Y a su vez se complementan Cielo y tierra Sin poder alcanzarse Solo poder soñarse. Ella tan diversa, Siempre tan abierta. Él tan rutinario, Siempre con lo mismo. Ambos al alcance Pero a su vez tan distantes. Co...